Narrado por Juan Pablo Villamil
Claro que esa cabellera la lograría reconocer fácilmente. Había visto a Esther entrar a la tienda de la abuela meses atrás. Por eso cuando pasamos por la biblioteca fue divertido ver su reacción al enterarse. Porque ni siquiera trató de ocultarlo, el desborde de estrés fue tan gracioso que deseaba poder tomar una foto y documentar su descomunal desconcierto.
—¿Qué demonios? —me gritó casi al oído. Pero se retractó de inmediato cuando recordó la presencia de Abby. -Lo siento.
—Pensé que ya lo sabías, querida. —comentó mi copiloto, según ella pareciendo inocente. Pero en el fondo le remordía aceptar que tampoco se sorprendió cuando nos reunimos los tres en el auto.
Aunque no creo que la pelirroja se enfadara por eso. Parecía un universo paralelo donde estábamos conectados entre sí. Daba la sensación que, sin importar nuestro primer encuentro, en algún otro momento habríamos coincidido también.
Ese día visitaríamos a los viejos —en todo el sentido de la palabra— amigos de Abigail Cortés, la jugadora más hábil de ajedrez que existe en el mundo. Podía presumir de eso por siempre.
Por el retrovisor durante el camino veía a Esther desconectada a ratos. Miraba por la ventana y sus ojos se cristalizaban de vez en cuando. No sabía qué sucedía dentro de su cabeza, pero podría pagar por saberlo
—Creo que es mejor quedarme aquí, los dejo libres. —así de repente mi abuela decidió darle vuelta a los planes. Sin más. —Le diré a Luis que me lleve cuando terminen las partidas.
No tuvimos tiempo de reprochar o poner fuerza para que nos dejara entrar.
—Dime que no planeaste esto a propósito. —me enfrenté a la mirada dudosa de Esther.
—Juro solemnemente que mis intenciones sí son buenas, Weasley.
—Ni creas que con referencias de Harry Potter vas a despistarme. —movió su cabellera en señal de superioridad —Ya desearas la cabeza de zanahoria de un Weasley.
Di un par de palmadas al asiento que ahora se encontraba vacío al lado en señal para que viniera al frente.
—¿A dónde vamos?
—Deja que las ruedas viajen sin rumbo por un rato. —propuso después de pensar la respuesta por unos segundos.
No nos detuvimos en ningún lugar, tan sólo éramos dos personas tratando de entender muchas cosas. La oscuridad de la noche nos abrazó y lo hizo también la necesidad de ser sincero. Aunque eso me aterraba. Jamás había sentido esto, jamás había pensado en la posibilidad de querer a alguien de forma casi instantánea. Siendo absolutamente sincero, eso suena ridículo. ¿Existe el amor a primera vista?
Esto no es divertido.
No es como pintan las cosas en esas películas románticas. La incertidumbre de no saber si será correspondido es tan estresante como esperar la siguiente temporada de mi serie favorita con final abierto.
¿Es mejor matar de una vez las mariposas que siento últimamente cuando está ella alrededor?
Pensándolo bien, sueno como un psicópata medio obsesionado.
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Último Verano En Estocolmo (Juan Pablo Villamil)
FanfictionTodos tenemos un "ojalá" en nuestras vidas. Alguien que pudo ser, y se quedó en la puerta sin entrar. Una chispa que no encontró dónde hacerse llama, y se apagó. Alguien que cuelga de tus recuerdos. Pero sobre todo, alguien que no fue, ni será. (Bor...