¿Han visto esas escenas en las películas donde los protagonistas cruzan las calles como si no existiera algún peligro inminente por los autos? En realidad es algo cercano a la vida cotidiana.
Y por vida cotidiana me refiero a este episodio que se llama piensa dos veces antes de salir tarde de casa por dormir hasta tarde.
Una gran congestión de personas se había formado en un cruce peatonal. Ellos me devolvieron una mirada extrañada cuando me vieron acercarme con un cuadro de modesto tamaño. Observé el semáforo cambiar de color, y de inmediato un pitido nos avisó que podíamos pasar tranquilamente. Ojalá todas las calles que son transitadas excesivamente tuvieran uno de esos, atrasarían de sobre manera mi casi inminente muerte prematura cada vez que viajo caminando de aquí para allá de la ciudad.
Volvía del simpático vecindario donde vivía Joaquín. Logré entregar el encargo justo al borde del tiempo de entrega. Ese es el motivo por el cual dormí solamente hora y media. Tuve que recurrir a medidas extremas para que quedara lista, y una de ellas fue usar la secadora de cabello en máxima temperatura para que la pintura fresca lograra secar por completo. Con una buena taza de café y una barra de chocolate a media noche, fui capaz de ver que todos los detalles quedaran perfectos.
—Hoy mis estudiantes han cancelado las clases. ¿Crees que sea una coincidencia?
—Don Andrés, cuando yo estaba en el colegio; todos nos poníamos de acuerdo para no ir. Puede considerar eso como una explicación a esa fuga tan sospechosa.
—Los muchachos de hoy en día, nadie puede entenderlos. —se encogió de hombros, rendido. —Por hoy puedes dejarlo, vuelve a casa más temprano.
Por fuera no mostraría el alivio que implicaba salir tres horas antes de este lugar, cualquier persona agradecería el gesto amable.
Tomo el autobús directo a casa, tan sólo deseaba poder cerrar los ojos y descansar un rato más. Al llegar, una de las amigas de mi tía estaban en casa. Vi el auto estacionado fuera también, por lo que deduje rápidamente que todos estaban dentro.
En el inexistente silencio dentro de mi habitación, tiro la mochila al piso y saco la alcancía que tenía de forma estratégica bajo mi cama. Deposito parte de las ganancias obtenidas durante los últimos días y la devuelvo a su lugar.
Soy interrumpida por tres golpes para nada delicados sobre la puerta.
—¿Crees que puedas dormir en el sofá o buscar otro lugar dónde dormir por tres días? —las palabras de Lina sonaron escépticas que no pude encontrar la broma oculta en ellas. Observé su semblante obstinado.
—No entiendo... —recalco, en caso de que mi cara llena de confusión no pudiera ser divisada.
—Claro que no captas rápido, si todo lo que haces para sobrevivir es pintar esos ridículos cuadros. —llevaba mucho tiempo sin echarme en cara que parecía "mediocre" por aún no postularme en alguna universidad para estudiar algo de verdad, según ella. —Mi mejor amiga viene desde Barranquilla para quedarse aquí unos días. Pero ya sabes que aquí no hay suficiente espacio para alguien más.
Me sentí abrumada y expuesta. Como si mi presencia aquí fuera innecesaria. Así me hacía sentir mi prima. ¿Cuántas veces más tendría que hacerme llorar para quedarse satisfecha? ¿Acaso no es suficiente con sus acusaciones constantes?
—¿Qué le diré a tía Gaby?
Su vista recorrió mi cuerpo de punta a punta. Con un gesto despectivo.
—Deja de creer que mi mamá se preocupa por ti —se acerca un poco más, amenazante. —Yo me encargo de cubrirte, para eso está la familia.
Con una falsa sonrisa y un corto guiño deja mi habitación.
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Último Verano En Estocolmo (Juan Pablo Villamil)
FanfictionTodos tenemos un "ojalá" en nuestras vidas. Alguien que pudo ser, y se quedó en la puerta sin entrar. Una chispa que no encontró dónde hacerse llama, y se apagó. Alguien que cuelga de tus recuerdos. Pero sobre todo, alguien que no fue, ni será. (Bor...