Mientras termino de subir la pintura al auto, noto las miradas acusadora que lanzaba Andrés hacia su nieto. No parecía estar en desacuerdo o enfadado, era más bien como una advertencia. Deduzco que es normal sentenciar a un adolescente cuando le prestas tu auto costoso.
—¿Estamos cerca?
—Un poco más y llegamos. —empezaba a pensar que mi desición fue una mala idea, de verdad no es recomendable subir con alguien que conoces desde hace pocas horas.
El trayecto siguió en silencio, incómodo y sepulcral silencio. No poder pronunciar palabra alguna fue extraño, lo más dificl usualmente es lograr que yo me calle. Cosa que resulta imposible la mayoría del tiempo. Sin embargo, ahora parece que mi mejor amigo es el silencio.
Si empieza a llover ahora mismo, voy a bajar a gritarle al cielo si tiene algo en contra mía. Los relámpagos amenazaban la travesía de forma imponente. Si tan solo una gota de agua toca el cuadro que viaja en el asiento trasero, estaré arruinada.
—Así que... ¿Vienes de vacaciones? —si alguien iba a hablar, desde luego sería yo. Aunque tenga que hacer un monólogo.
Por un momento temí no recibir una respuesta, pero el chico parece ser algo simpático. O al menos parecía tener la modestia suficiente para responder.
—Estaré aquí por un tiempo. —su forma de hablar era tranquila y paciente.
—¿Dónde vives?
—Vivo en Suecia, con mis padres. —dice echando un vistazo rápido a la pantalla que indicaba el camino, según el GPS, pronto llegaríamos al destino final.
¿Qué?
Casi pego un grito del asombro. Esperaba que mencionara algún lugar como Barranquilla o Medellín. No un país que está al otro lado del mundo.
—¿Vas a la universidad allá o algo así?
—Desde que tenía diez años nos mudamos allá. Normalmente volvemos todos para estas fechas, pero decidí que quería venir solo. —no podía imaginar lo complicado que podía ser adaptarse a un país que está fuera del continente.
—¿Por qué venir sin tus padres?
—Algunas cosas cambiaron en poco tiempo.
Bien, esto es una señal para dejar de preguntar cosas que no te incumben.
—Lo siento. —digo avergonzada.
—No tienes por qué disculparte, cabeza de zanahoria.
—¿A quién le dices cabeza de zanahoria?
Como todo un desgraciado, lo único que hace es reír sin siquiera dignarse a verme a los ojos.
—Los insultos para los pelirrojos pasaron de moda. —al parecer mi respuesta le divertía aún más.
Nos detenemos frente a un callejón angosto completamente oscuro, salvo por dos focos en la entrada que dejaban ver las tinieblas. De inmediato sentí pánico. He visto suficientes películas para saber lo que pasa si entro sola ahí.
Me vuelvo hacía mi conductor.
Es hora de poner ojos de súplica.
—¿Qué? —pregunta en seco.
—Debo entrar por ahí. Si entro sola y me secuestran serás testigo del delito. La policía vendrá y te llevarán como un posible sospechoso. —quito el cinturón de seguridad. —En conclusión, si vas conmigo, puedes librarte de un cargo judicial.
Lo escucho suspirar, preparando su ataque de vuelta para debatir mi argumento.
—Podría simplemente irme, tomar un avión a primera hora y jamás van a encontrarme.
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Último Verano En Estocolmo (Juan Pablo Villamil)
FanficTodos tenemos un "ojalá" en nuestras vidas. Alguien que pudo ser, y se quedó en la puerta sin entrar. Una chispa que no encontró dónde hacerse llama, y se apagó. Alguien que cuelga de tus recuerdos. Pero sobre todo, alguien que no fue, ni será. (Bor...