P R Ó L O G O

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Esa mañana parecía no tener piedad, pasaba tan lenta como los comerciales en medio de una película transmitida por televisión.

El inicio de la época lluviosa parecía querer asomarse por el vecindario donde vivían muchas personas que compartían demasiados años de vivencias. Ahí todos se conocían y parecían tener facilidad para formar lazos fraternales. Pero eso no aplicaba para dos de sus habitantes.

Esther y Juan Pablo conocían lo necesario del otro para darse cuenta que a lo mejor no eran tan compatibles.

Un chico dispuesto a vivir sin preocuparse por nadie más; porque sólo le importa el presente. Y una pelirroja altruista, desesperadamente abnegada. Que aunque lo intentaba parecía enfrentarse a un desconocido que resultaba casi indescifrable.

—¿Así que... te vas hoy? —el tono neutro no indica molestia, ni mucho menos decepción. A lo mejor era un poco de tristeza que no deseaba mostrar. Mucho menos aceptar.

Porque hasta las almas más bondadosas guardan orgullo caprichoso.

La chica esta vez bufó, dándose por vencida. Tampoco podía mirarle, porque las gafas oscuras ocultaban sus obstinados ojos que seguramente se volvían blancos cada que ella hablaba.

—¿Debería quedarme? —Ahí estaba de nuevo, su personalidad arisca que no permitiría que alguien llevase ventaja sobre él.

A kilómetros se notaba que el cansancio pasaba la factura en el rostro del malhumorado chico. Se dispuso solamente a esperar en silencio, discutir no llevaría a terminar la conversación en paz.

—Si no me marcho ahora, después será demasiado tarde. Y para nosotros no existe un después. —una oleada de viento parecía llevarse la conversación con él. —Será la última vez que me veas por aquí , no debes preocuparte.

Ella deseó hablar mandarín para no entender sus palabras en ese instante, parecía demasiado crudo para ser digerido, rogaba escapar lejos para no escucharlo. En el fondo sabía que tenía razón, el chico tenía razón.

Porque esa fue la primera vez donde no pudo contradecirlo.

Último Verano En Estocolmo (Juan Pablo Villamil) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora