Feel The Same (JotaKak)

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POV JOTARO

Noriaki Kakyoin era un chico con inseguridades y con miedo de las personas, desde el principio fui capaz de verlo, lo noté cuando sus ojos evitaban ver a la persona que tenía enfrente.

El primer día que estuvo conmigo en clase imaginaba que tenía miedo del cambio que estaba viviendo. Sabia que no estaba pensando en su almuerzo de ese día, por una comida no se llega a tener la mirada perdida y un temblor en las manos, y si fuera así quería que dejara esas preocupaciones a un lado.

Mi madre no enviaba el almuerzo a Kakyoin, yo le daba el mío en busca de que fuera una preocupación menos para él. Cuando lo veía salir a correr a veces me preocupaba que se fuera a desmayar de lo desorientado que se veía, iba un poco encorvado y con la mirada perdida en el atardecer, sus cabello brillaba con los últimos rayos de sol y ahí fue cuando noté que Kakyoin era una persona muy bonita físicamente.

El día que me regañó por la forma en que trataba a mi madre noté que era una persona con bonitos pensamientos, pero el día en que dibujo el pez para que me fuera más fácil distinguir sus partes descubrí que Noriaki era una persona con bonitos sentimientos y tenia una forma diferente de ver la vida, sin embargo no podía demostrarlo por que siempre estaba inseguro de sí mismo.
Como dije anteriormete, siempre me fue fácil distinguir la forma de actuar de las personas pero Kakyoin era una persona un tanto difícil de comprender.

Desde la primera vez que vi el miedo en su rostro sentía la necesidad de cuidarlo y ser su primer amigo en este nuevo lugar para él, yo no soy una persona a la que le guste relacionarse con los demás por ello hacia lo posible para alejarme de las locas que me perseguían por el instituto y a la vez trataba de no ser tan grosero con ellas, no se merecían tampoco que las trate de una mala manera.

Sin embargo Noriaki era alguien difícil, los días en la biblioteca fueron muy productivos para mí por que pude ver algunas de sus acciones, si un ejercicio del libro no salía como debía mordía el lápiz, si era difícil se rascaba su frente, si trataba de recordar una fórmula cruzaba los dedos y tenía la vista fija en el cuaderno, cuando el ejercicio le salía bien empuñaba el lápiz y asentía con su cabeza, cuando no lo comprendía por más que lo intentara siempre enredaba sus dedos en su mechón rojo y me miraba fijamente en espera que le dijera lo que tenía que hacer. Eran pequeñas acciones que me llevaban a ponerle más atención.

Cuando me dijo que si podía estudiar con él no pude negarme, me iba a dejar entrar en su pequeña burbuja.

En poco más de un mes descubrí la persona que me llamaba la atención y que quería conocer aún más. Necesitaba que él confiara en mi para poder acercarme.

Yo sabía que mis sentimientos por Kakyoin iban en aumento, probablemente era algo que él no aceptaría de primera instancia quería acercarme poco a poco, primero ser una amigo y tal vez después tener la suficiente confianza para abrir mis sentimientos. Quería verlo feliz.

Hoy estudiaría con él y después de desayunar con mi abuelo y madre me fui a la casa de los Kakyoin, eran a penas las 10 de la mañana y yo ya iba con cuadernos y el desayuno que empaque para él, el pretexto que le di a mi madre fue que yo le había hablado tanto de sus comidas y que le había prometido un almuerzo. Mi madre sólo sonrió y me dio la caja que le llevaría a Kakyoin.

Llegué a su entrada y toque dos veces la puerta, pasaron cerca de 5 minutos y Kakyoin no abría, toqué nuevamente la puerta pero ahora con repetidos golpes. Escuché unos pies corriendo y después lo vi, su cabello despeinado, iba descalzo y con un pijama azul de rayas, en sus mejillas tenía manchas de lo que parecía ser tinta. En su mano también tenía manchones azules.