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Después de la plática que tuvieron la señora Holy y mi madre se hicieron amigas, incluso la señora Holy llamaba consuegra a mamá.
En esa platica mi madre le pidió disculpas por la actitud que tomó mi padre con Jotaro y le agradeció por cuidarme durante la recuperación del accidente, la señora Holy era la persona con el corazón más grande que conocía, abrazó a mi madre y escuchó todo lo que tenía que decir.

Desde ese dia la relación con mi madre trató de mejorar, ya no me encargaba de hacer mi propia comida y tampoco iba a la casa de Jotaro, ahora mi madre trataba de hacer algo simple aunque la mayoría de las veces terminaba ayudándole.
Estuvimos conviviendo cerca de dos semanas, al final me dijo que tendría que regresar a sus negocios pero que me hablaría todos los días. Dudé, llegué a pensar que nuestro acercamiento se volvería a perder tan pronto ella se fuera, pero resultó lo contrario, tenía mensajes de mi madre deseandome buenos días aunque para mi ya fueran noches.

La relación con mi padre se fracturó completamente, al punto que decidí deslindarme de ellos una vez cumpla la mayoría de edad. Incluso lo hablé con Jotaro una tarde que estábamos sentados en mi colchón inflable con mi cuerpo entre sus piernas, mi espalda en su pecho y su cabeza sobre mi hombro mientras veía como dibujaba uno de sus peces.

El momento lo sentí adecuado, llevaba mucho tiempo ideándolo, ese día no pensé dos veces antes de girarme y  lanzarme sobre mi novio, dejando a un lado el cuaderno y colores, poco me importó que Jotaro aplastara mis libros con su espalda  y que soltara un quejido que probablemente fue de dolor.
Eramos sólo él y yo, teníamos todo el tiempo del mundo para hablar, sabía que Jotaro me apoyaría, después de todo llevaba haciéndolo desde el primer día que convivimos.

Nunca imaginé que la persona que ví rodeado por chicas y con una presencia intimidante terminaría con sus manos en mi rostro dando pequeños y delicados toques en mis mejillas, todo lo contrario a lo que se esperaría por su hermosa fisonomía.
Nunca me imaginé con mi rostro en el cuello de alguien recibiendo suaves besos en la cabeza y caricias en la espalda, fue el momento perfecto, para decirle todo lo que tenía deparado para mi futuro y que él formaba parte de todos esos planes.
Fue el momento perfecto para levantar mi rostro y darle un beso en su frente, después bajar hasta sus labios y susurrar sobre ellos un:

Te amo, mi vida y quiero vivir contigo todo lo que venga para nuestro futuro.

Recordar la cara de Jotaro aún es divertido, paso del blanco al rojo en un segundo y sus labios fueron directo a los míos, al final terminé riendo por la sensación de ansiedad que crecía en mi, quería escuchar su respuesta, no quería que se quedarán mis palabras en el aire.

Por un momento llegué a pensar que me haría esperar como yo lo hice con él, mi sorpresa fue grande cuando vi como su cuerpo se levantaba y me llevaba con él hasta quedar nuevamente sentados.
Mi cuerpo encima del suyo y con su brazos rodeando mi cintura. Sus labios tomaron demandantes los míos, era la primera vez que nos besabamos de esa manera y no me desagradó para nada.

Recuerdo bien el momento en que sus ojos se conectaron con los míos y el instante exacto en que dijo:

No tienes idea del tiempo llevo queriendo ser el primero en decirte cuanto te amo.

Las lágrimas en mi rostro no se hicieron esperar, la calidez de esas palabras que nunca había recibido de nadie, las palabras de afecto saliendo con su voz mientras mi rostro se escondía en su pecho y mis brazos rodeaban su cuello.
Fue el momento más importante y mágico de nuestra relación. Si bien teníamos casi medio año de conocernos, el acercamiento que nuestros corazones tuvieron fue maravilloso.

Cuando nuestra burbuja se rompió le dije que haría de mi vida lo que quisiera y que pensaría más en mi y no tanto en lo que mis padres deseaban que fuera.
Estábamos a un paso de la universidad, mis test de aptitudes habían sido orientados en el área artística, Jotaro por su parte tuvo sus resultados en el área de ciencias, estaba tan feliz que me abrazó enfrente de nuestro tutor.

Al final había decidido intentarlo en la carrera de Artes, el examen lo tendríamos después de nuestra graduación, no sé como se enteró mi padre de mi elección pero me llamo muy enojado por no escoger una carrera que ayudara con la empresa, mi madre llamó después para felicitarme por mi elección.
Decidí centrar mi atención en los exámenes finales, Jotaro seguía ayudándome a estudiar y debo admitir que su método era muy bueno. Por cada respuesta o ejercicio bien me daba un beso, por cada error un pequeño golpe en la frente, para ser sincero siempre trataba de sacar aciertos.

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Nos encontrábamos en la escuela, las clases cada vez eran menos y las horas de estudio iban en aumento.
Como Jotaro había dicho, dejamos de ser la comidilla de nuestros compañeros, ya no se les hacía raro vernos agarrados de la mano. Las chicas ya no se acercaban a él, o por lo menos cuando yo estuviera.

—Nori, ¿Quieres ir a la biblioteca o prefieres quedarte en el salón?.

—Vayamos a la biblioteca, necesito estudiar un poco más.

—Pero también necesitas descansar.

Jotaro movió su silla hasta que quedó al otro lado de mi asiento, después tomó mis manos e hizo que dejara de escribir.

—Necesitas descansar, no puedo dejar que mi chico se estrese.

—No tienes nada que opinar, no se te dificulta ningún tema.

—Claro, eso pasa por que soy genial.

—Por supuesto, y yo que tengo que leer más de tres veces un texto y contestar ejercicios  y que me salgan una y otra vez mal no es genial, además...

Jotaro tomó mis labios entre sus dedos y después río.

—Estas haciendo pucheros.

—No estoy haciendo pucheros.

—Por supuesto que los estas haciendo.

—Jotaro me conozco y sé que no hago pucheros.

—Noriaki te estoy viendo de frente.

Al final me enojé y dejé mis libros, después puse mis brazos en la mesa y acomode mi cabeza entre ellos, sé que fue infantil pero últimamente el estrés me ha llevado a estar suceptible en mis cambios de ánimo. Jotaro parecía entenderlo, pues cada que pasaba el ponía sus dedos en mi cabello.

—Nori, ¿Quieres dormir un rato?. Yo te diré cuando sea nuestra siguiente clase.

—¿Me ayudaras a estudiar en casa?.

—Por supuesto, siempre que quieras te ayudaré.

—Jotaro...

—Dime.

—Iremos a la misma universidad, ¿cierto?.

—Claro que si, no quiero alejarme de ti.

Estaba bien con eso.

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Hola, regresé jahsjajajajsj
No saben la cantidad de proyectos y gente irresponsable que tengo en los equipos.
Así es amikas, soy la pendeja que hace todo 👌🏻😔

En otras noticias, ya estamos en la recta final de esta historia fea y cliché, tengo dos capítulos más y un epílogo, pienso subirlos todos antes de que termine la semana.
Muchas gracias por seguir conmigo y disculpen la demora 🤠

Banco de críticas aquí jadjjasjjajdjajaj

Feel The Same (JotaKak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora