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POV KAKYOIN

El dolor de mis costillas era demasiado fuerte, sentía pequeños pinchazos que me lastimaban en demasía. Con las dos semanas que pasé en el hospital tuve suficiente tiempo para pensar en la situación.
Aceptaba que había sido infantil en mi forma de actuar y que fue un accidente que se pudo haber evitado.
Jotaro se sentía culpable y la realidad es que él era de las personas de las que recibía más apoyo, traté de hablar con él pero aún notaba su sentimiento de culpa, lo veía tomar mi mano con tristeza o ver los vendajes de mi pecho con dolor, por más que traté de convencerlo en sus ojos podía ver la preocupación.

Después de hablar con Jotaro y tratar de exculpar  el sentimiento de arrepentimiento que él cargaba comenzó a venir todos los días a pasar tiempo conmigo, me contaba de su mañana en la escuela, la mayoría del tiempo venía con el uniforme aún puesto y su mochila en mano. Después regresaba a su casa y volvía al hospital a pasar la noche en el incómodo sillón que estaba a mi lado.

Mis padres no vinieron a visitarme y tampoco llamaron para preguntar sobre mi estado, dejaron todo en manos de la señora Holy quien no tenía la responsabilidad y sin embargo no se había despegado de mi, igual con el señor Joseph, él venía a verme todos los días para preguntar como estaba y platicarme sobre las aventuras que tuvo durante su juventud.
Incluso el profesor Polnareff vino a visitarme y a dejarme unos dulces que aún no tenía la dicha de comer.

Estaban por darme mi alta médica para llevarme a casa a pasar las siguientes semanas en reposo total, según los doctores tenía que esperar a que mis costillas sanaran totalmente para poder hacer mis actividades diarias, si bien no eran muchas por lo menos quería regresar a la escuela y no estar acostado todo el día en la cama.

Pensaba en cómo iba pasar toda mi recuperación en casa, mi colchón inflable no era el más recomendado para la situación, podría abrir la habitación de mis padres y dormir en su cama aunque probablemente les molestaría.

—Jotaro, ¿Cuánto crees que cueste un colchón y una base?.

—No lo sé, nunca lo había pensado ¿Por qué preguntas?

—Es que mi colchón es inflable y no creo que ayude para mi recuperación, además de que sería demasiado difícil para mi levantarme de él.

—Sobre tú recuperación te tengo una propuesta.

El señor Joseph quien también estaba con nosotros se sentó a lado de mi pierna enyesada y comenzó a hablar.

—Noriaki sabemos que eres una persona muy independiente, pero en estos momentos será difícil para ti estar solo. Holy, Jotaro y yo hablamos y decidimos que lo mejor sería que durante tu recuperación te quedaras en su casa.

—Pero... yo no quiero molestar.

—No es molestia, simplemente no puedes estar solo. ¿Que pasaría si por tratar de levantarte de tú colchón inflable te lastimas más?.

—El viejo tiene razón Nori, es más peligroso que estés solo en ese estado.

Jotaro y el señor Joestar estaban cruzados de brazos esperando una respuesta, si bien era cierto que era más peligroso también era verdad que yo no quería causarles molestias a los Kujo. Tenía mi casa pero no tenía quien me ayudara en mis necesidades.

—Pero no quiero ser una molestia para ustedes.

—Es que no es una molestia Nori, queremos lo mejor para ti—. Jotaro tomó mis manos y les dio un pequeño apretón. —Si te sientes incómodo quédate con nosotros por lo menos dos semanas en lo que te quitan el yeso y tus costillas toman un poco más de fuerza.

—Anda Kakyoin, es por tú salud y bienestar.

—¡Ahh!... Esta bien, pero solo por dos semanas.

Jotaro soltó mis manos y chocó su palma con la de su abuelo, parecía que ya tenían todo el plan hecho.

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Eran personas muy atentas, apenas llegué a su casa y ya tenía una cama, una silla de ruedas y unas muletas a lado, tan atentos eran que incluso el señor Joestar decidió quedarse un mes más de lo que tenía previsto.

Mientras Jotaro iba a la escuela por las mañanas la señora Holy venía conmigo y me trataba con mucho cuidado, era un calor tan maternal que me estaba empezando a acostumbrar a sus atenciones. El señor Joseph también venía por las mañanas y traía alegría consigo, nunca había reído tanto como lo hacía con sus anécdotas. El dolor no me dejaba sacar las carcajadas pero siempre terminaba con una sensación de calidez en mi corazón.

Cuando Jotaro regresaba de la escuela me traía un dulce, cada día era diferente pero mis favoritos eran los que tenían cerezas.
Como ya tenía permitido sentarme, por las tardes me enseñaba los temas vistos en clase y después regresabamos a la rutina en donde yo le dibujaba sus preciados peces.

Dejé aún lado el cuaderno que mis padres me habían regalado y comencé a dibujar pequeños detalles en la libreta de Jotaro, debía admitir que era un excelente maestro, a pesar de su voz baja tenía facilidad de palabra y buscaba la manera en que yo pudiera comprender los temas.

Antes de dormir hacia mis ejercicios, me habían puesto a inflar globos y un aparato con pequeñas bolitas que subían de acuerdo al aire que yo era capaz de soplar. Todos ellos eran para fortalecer el pulmón que mi costilla había perforado.

Mi mamá había hablado conmigo y por primera vez pregunto por mi salud, se le escuchaba un tanto preocupada. Me había dicho que mi padre no le había querido decir nada para no preocuparla, pero honestamente dudaba de ello.
No era la primera vez que me hacían a un lado para ellos seguir con sus negocios. Al final le dije que estaba bien y que no se preocuparan por mi, que buenas personas me estaban cuidando y vigilando mi bienestar.

Hoy era el día en que me quitarían el yeso y verían la recuperación de mis costillas, aún faltaba mucho para mi consulta por lo que me encontraba en casa de los Kujo.

—Kakyoin, ¿Necesitas algo?.

—Nada señora Holy, estoy muy bien gracias.

—En verdad, ¿No te gustaría quedarte unas semanas más con nosotros?. Todo es más divertido desde que estás aquí.

—Lo mismo digo, pero no quiero incomodarlos más, por mi culpa el señor Joseph se quedó más tiempo de lo esperado y le doy más trabajo a usted.

—No es trabajo querido, me gusta tener a alguien a quien cuidar y mi padre le gusta platicar contigo. No tienes por qué preocuparte.

—¿Esta bien que yo esté aquí?, digo ya suficiente trabajo le he dado desde que los conozco.

—¿A que te refieres?.

La señora Holy tenía un semblante de duda, cosa que me hizo ponerme más nervioso.

—Quiero decir... ya le doy suficiente trabajo con el desayuno que me manda cada mañana.

—Querido, en realidad Jotaro es quien te da su desayuno. Hasta hace unos días me enteré.

—¿Jotaro me da su bento?

—Si, esperaba que fuera una preocupación menos para ti.

Comprendí que Jotaro cuidaba de mi y mi corazón dio un brinco que yo no esperaba.
Comenzaba a entender muchas cosas.

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Holaaaaaaaaa, hola.

Perdón por el capítulo feo de hoy, lo que tenía en mi cabeza era muy diferente

Espero que tengan un muy buen día junto a su mamá, abracenla y denle mucho amor.

Banco de críticas aquí jadjjasjjajdjajaj

Muchas gracias por leer esta fea historia cliché 🤠.

Feel The Same (JotaKak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora