Feel The Same (JotaKak)

Universidad

—Jotaro necesito irme, tengo examen en la segunda hora.

—Puedes faltar a la primera.

—Llegaré tarde, me gustaría quedarme pero en verdad necesito llegar antes a la facultad.

Un adormilado Jotaro me abrazaba por la cintura y me evitaba poder caminar, eran las 6:30  y mi clase comenzaba a las 7 en punto, me daba tentación quedarme abrazado a él en la comodidad de nuestra cama pero si salía después me tocaría la hora del tráfico y se me haría imposible llegar a tiempo. Él tenía mucha suerte pues sus clases comenzaban hasta las 9 de la mañana.

—Mi amor, si te quedas una hora más me iré contigo. Haré el esfuerzo de estar una hora antes.

—Ya he faltado mucho a la primera hora...

—Pero no lo suficiente para que te quedes sin examen.

La nariz de Jotaro recorrió mi cuello lentamente, su respiración me causaba cosquillas, al final me giré en sus brazos y puse los míos en su cuello mientras tomaba con mis manos su cabello.

—Pero solo vamos a dormir.

—Pido un cambio de planes.

—Jotaro...

—Una sesión de besos en la cama debajo de las cobijas.

—Aún tengo tiempo de irme.

Tenía tiempo de irme pero ya no tenía ganas de hacerlo y él lo sabía bien, me tomó la cintura y me puso sobre su hombro.
No me gustaba que hiciera eso, me daba miedo que el tonto me dejara caer, inmediatamente me tomé de su cintura y le encajé uñas.

—¡Ay!, ahora menos te voy a dejar ir.

Pasó por la habitación, se detuvo aun lado de la cama y después me aventó en ella. Solo sentí mi cabeza rebotar contra las almohadas. Después se recostó a lado de mi y puso su pierna sobre las mías en una especie de abrazo raro.

—Eres un tonto, no me avientes así. Me dolió.

—No me encajes las uñas.

—Si me desnuco será por tu culpa.

—Mi amor no digas eso.

Giro mi cuerpo hasta que quedamos frente a frente. Acarició mi cabello y después puso sus labios sobre los míos, todo el enojo se me había pasado en un segundo.
Tuvimos nuestra sesión de besos, al final no dormimos, pero tampoco lo dejé que hiciera lo que quisiera. A las 7:00 lo mandé a que se vistiera por que no pensaba llegar tarde a mi examen.

—Lo pensaré dos veces antes de volver a detenerte.

—Mira, nadie te dijo que te levantaras.

—Pero podemos continuar con la sesión por lo menos diez minutos más.

—Mismos diez minutos que estas perdiendo, si para las 7:20 no estas listo te dejaré y me iré yo solo a mi facultad.

—No quiero que te vayas solo.

En nuestros más de dos años de relación no habíamos tenido peleas, las personas pensaban que por como nos tratábamos nuestro amor se iba perdiendo, sin embargo era todo lo contrario cada día se hacía más fuerte, cada día la confianza que nos teníamos uno con el otro iba en aumento.

—Jotaro, ¿Vamos si?. Acompáñame hasta la puerta del salón, tú entras a las 9 y quiero que mi novio me de ánimos antes de empezar el examen.

No le dije dos veces, sacó sus pantalones negros, camisa del mismo color y su gabardina blanca. Aún no se deshacía de las gorras sobre su cabeza, ahora usaba una blanca. La blanca con unos delfines que formaban un corazón y que le regalé en el primer cumpleaños que pasamos juntos.

Antes de salir puso sobre mis hombros una chaqueta café, tomó los dos maletines y esperó a que cerrara la puerta de nuestro pequeño departamento, después fuimos de la mano hasta la estación. Poco me importaban las miradas nada discretas de las personas, como decía Jotaro,  eran personas que no volvería a ver en la vida.

Al llegar a mi facultad eran cerca de las 7:50, sabía que nos tomaría más de veinte minutos de camino, lo vi con una cara que expresaba un te lo dije, lo llevé  a una de las bancas cerca del salón y tomamos asiento.  Tomé sus manos y recargué mi  cabeza en su hombro.

—¿Sabes algo?. Estoy muy nervioso, disculpa si fui grosero contigo.

—Lo entiendo Nori, y no fuiste grosero conmigo. Sabes que siempre estaré a tu lado ¿cierto?.

—Lo sé, gracias por estar aquí.

—Siempre será un placer, ahora, ¿Que te parece si vamos a comer?. Después de que terminen tus clases pasas por mi y nos vamos juntos.

—Está bien, pero no te saltes ninguna clase. Le prometí a la señora Holy que te haría ir a todas las clases aunque estuviéramos en diferentes facultades.

—Tú que le haces caso a mi madre, anda ve a tu salón. Tu profesor me ve con malos ojos, no vaya a pensar que soy mala influencia para su estudiante estrella.

Giré a ver al profesor y era cierto que tenía la vista sobre nosotros.

—Pues no está equivocado, tan mala influencia eres que no me dejas ir a la primera clase.

—No es como que te quejes mucho.

Tenía razón, no me podía quejar de nada.

—Quedan dos minutos, anda corre al salón no te vaya a decir algo tu profesor.

—Nos vemos en la tarde.

—Llegas temprano por mi.

Dejó un beso en mi mejilla y espero a que entrara al salón, después lo escuche decir

—Adiós profesor de Kakyoin.

El profesor llegó y azotó la puerta para después comenzar a repartir los exámenes. Lo estaba contestando con una sonrisa enorme en mi rostro.

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Todos estaban enterados de nuestra relación, no se les hacía raro vernos por el campus de la mano o debajo de un árbol abrazados. Teníamos horarios muy diferentes, mi primera clase era a las 7 y terminaba hasta las 1 de la tarde.
Mientras Jotaro comenzaba a las 9 y terminaba hasta las 3 de la tarde.
A veces tendía a saltarse las clases para que volviéramos juntos a casa, pero en muchas ocasiones lo regañaba y lo obligaba a regresar por lo menos a la última.

Estaba a la mitad de mi carrera, a Jotaro aún le quedaban tres años más. Habíamos hablado de nuestro futuro y teníamos pensado irnos por un tiempo con el señor Joestar en cuanto el se graduará.
Jotaro un día llego con un  plan de vida proyectado a diez años. Estaba feliz que me viera como parte de su crecimiento.

Aún teníamos que hacer realidad su sueño de su embarcación y los dibujos que yo haría para él. Jotaro tenía que ser el mejor biólogo marino del planeta.

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Disculpen lo feo que está ☹

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