-Lo siento, señor Park. Tendrá que estar en reposo por dos semanas debido al esguince en su tobillo. Tendremos que inmovilizarlo con una férula y, si desea ver resultados más rápidos, le recomiendo que guarde reposo e intente usar una muleta en caso de querer movilizarse. – Tiene que ser una maldita broma.
-Está bien, muchas gracias, doctor. –Intenté entregarle la mejor sonrisa que podía dar en este momento.
-No hay de qué, con su permiso -Dijo para salir luego por la puerta.
-Mierda, mierda, mierda.- No puedo perderme la audición, no esa audición. La he estado esperando por meses y, por culpa de ese imbécil, voy a perdérmela. No creo que sea para tanto, solo descansaré hoy y mañana ya estaré bien.
Con la ayuda de la enfermera, llegué hasta el auto que el señor Jeon había enviado a recogerme. Cuando Susi me encontró en mi habitación, intentando ponerme de pie rápidamente, llamó al señor Jeon. No me dio tiempo a detenerla y me trajeron al hospital. Obviamente, él quiso hablar conmigo para saber qué había pasado; le conté sobre la discusión, pero evité mencionar que su hijo quiso matarme. No digamos que somos muy cercanos, pero cada vez que necesito ayuda, él siempre me la da. No quiero que le pase algo al enterarse de que su hijo, aparte de ser un bueno para nada, tiene indicios de ser un asesino.
Cuando volví a casa, me ayudaron a llegar a mi habitación, y Susi puso mi pie en alto y me dio el analgésico. No podía mentir: el maldito dolor me está matando. Siento cómo mi tobillo palpita. Juro que me las va a pagar; no voy a dejar que se salga con la suya. No voy a permitir que se quede tranquilo si yo no estoy bien para bailar en mi audición. Estoy cansado de que, por sus malditas estupideces, las demás personas deban pagar.
Esto de no poder moverme me está volviendo loco; no creo que pueda pasar dos semanas así. Lo único que puedo hacer desde aquí son trabajos de la universidad, ver el teléfono y leer. Ya estaba a punto de dormirme cuando sentí mi teléfono sonar. Lo tomé para saber de quién se trataba; era Sana.
-Hola... ¿Jimin? -Pude escuchar al otro lado, se oía tímida.
-Hola, Sana. ¿Cómo sigue tu pie? -Intenté sonar lo más animado posible. Pude escuchar un suspiro de su parte.
-Muy bien, ya no me duele, solo fue una torcedura. -No podía verla, pero con lo poco que la conocí, sé que está sonriendo. Creo que es muy risueña.
-Me alegro. ¿Por qué aún no duermes? Es tarde. -Pude escuchar una risita del otro lado.
-Es que, si te soy sincera, estoy hace una hora pensando en si llamarte o no... -Su tono de voz bajó un poco y una risa salió de mis labios.
-En verdad, podías llamar en cualquier momento. Aparte de eso, me hace bien hablar con alguien para distraerme de este aburrimiento -Dije mientras jugaba con el borde de mi sábana. Pude oír cómo abría un paquete de algo.
-¿Estás bien? Tu voz suena cansada -Usó un tono de voz dulce y se le podía escuchar masticar algo.
- Pues adivina quién es el lesionado ahora... - Tenía que tomármelo con un poco de humor si no quería perder la cabeza.
- Espera, ¿qué fue lo que te pasó? ¿Estás herido? - Habló más rápido de lo que lo había hecho hasta ahora.
- No, tranquila, estoy bien. Solo tengo un esguince en el tobillo y tendré que mantenerlo inmóvil un tiempo. - Era una linda chica, a pesar de habernos conocido la noche anterior y de una manera extraña, siento que se preocupa por mí.
-Ay no, no podrás bailar. ¿Te pasó algo mientras ensayabas? -Casi olvido que habíamos hablado de nuestros gustos mientras íbamos camino a su casa esta mañana.
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Atado a ti
FanfictionCrecer juntos y no llevarse bien es común entre hermanastros. Jeon Jungkook un chico de 21 años, egocéntrico, rebelde y no muy querido por la alta sociedad, conocido por ser problemático y la rivalidad con su hermano no es algo que esconda, se encar...
