CAPITULO 7

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Llegó la mañana siguiente. Moví con cuidado a Jimin, que estaba acurrucado contra mi pecho, y me levanté en silencio para que no despertara. No quería estar aquí cuando lo hiciera; ni siquiera sé si sería capaz de mirarlo a la cara después de lo que pasó anoche. Dije e hice muchas tonterías que no van conmigo. Intentaré evitarlo lo más posible, aunque sea por un tiempo. Tengo la esperanza de que no recuerde nada. En verdad, estaría agradecido con el alcohol si eso sucediera. Pero como nunca, tuve mala suerte, justo cuando iba a abrir la puerta, él se despertó.

-¿Va a suceder de nuevo, verdad? -Se reincorporó, sentándose en la cama mientras se frotaba los ojos.

-¿A qué te refieres con que va a volver a suceder? -No entendía de qué hablaba, pero esperaba que no tuviera nada que ver con lo que dije anoche.

-Me refiero a que vas a volver a correr, como cada vez que eres bueno conmigo, cuando no nos peleamos y convivimos como personas normales, y luego vuelves a hacerme la vida imposible.- En verdad, no sé qué responder a eso, por esa razón me quedé callado.- Pues claro que sí lo harás. En verdad, no sé qué pude esperar de alguien como tú. Solo procura mantenerte alejado de mí, porque con tu show de anoche, que seguro todo el mundo ya vio, harás que esté en la boca de todas las personas. Así que, si no quieres humillarme un poco más, solo aléjate.- Se levantó rápido de donde estaba y pasó por mi lado en dirección al cuarto de baño.

-¿A dónde vas? No hemos terminado de hablar.- Lo sujeté del brazo; odio cuando es así de impulsivo, aunque no creo que sea el indicado para decir eso.

-¿Hablar de qué? Ni siquiera estábamos cruzando palabras. Solo vete de aquí, ¿quieres?- Se soltó de mi agarre y entró al baño, y yo lo seguí.

- ¿Podrías dejar de comportarte como un niño? - Lo que le dije no le gustó nada, lo pude ver en su cara.

- ¡Tienes que estar bromeando! Tú no tienes derecho alguno a decirme cómo debería comportarme, y menos si eres la persona más inmadura de este planeta. - En verdad que es insoportable, ni siquiera sé por qué lo intento; debería largarme y hacer todo el esfuerzo para no verle la cara como hacía antes.

-Miren, ya habló el chico perfecto, el que todo lo hace bien, el hijo ejemplar, el mejor alumno, el que no mataría una mosca. ¡Deja ya de ser tan cínico de una vez!- Su mirada se clavó en la mía, provocando que un escalofrío recorriera mi cuerpo por lo intensa que era.

-Jungkook, ¿cuál es tu maldito problema? Dime qué es lo que te pasa, porque en verdad no te entiendo. No es mi culpa que lleves una vida de mierda y la estés arruinando. ¿Acaso es mi culpa que te estés hundiendo en la miseria? -No puedo creer lo hijo de puta que puedes ser. Ya me estoy cansando de esto, mi tolerancia es poca.

-¡Será mejor que cierres la boca de una vez! ¿Quién te crees que eres para suponer sobre mi vida? -Elevé el tono de voz; fue inevitable, porque aunque no lo demostrara, sus palabras dolieron.

-¡¿Y quién te crees tú para suponer lo que siento?! Solo vas por ahí haciéndote el que nada te duele, mostrándote frío y que nada te importa, bebiendo alcohol como si tu vida dependiera de ello, metiéndote en peleas. ¿Por qué no muestras lo que sientes y dejas de ser un maldito imbécil?! - Su tono de voz también se elevó. No sé cuánto más pueda soportar esto; sentía como me quemaba por dentro, como si el pecho se me cerrara.

-Jimin, te sugiero que ya no digas nada más. No quiero herirte. -Me miró con una sonrisa sarcástica en la cara.

-¿Qué vas a hacer? ¿Vas a golpearme, verdad? Porque esa siempre es tu salida. Hazlo, golpéame otra vez.- Me tomó del cuello de la camisa y me atrajo hacia él. ¿Por qué me hace esto? -Aquí me tienes, hazlo, sé el imbécil de siempre.- Mi mano había formado un puño que se estaba apretando contra sí misma, pero no estaba molesto por lo que decía, era por algo más, pero no lo logro descifrar. Tenía mis ojos puestos en los suyos, aunque era más pequeño que yo. -¿Por qué no lo haces? ¡Golpéame de una vez!

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora