CAPITULO 4

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Decidí ignorar el hecho de que la chica con la que estuve a punto de pasar la noche ahora es amiga inseparable del parásito. No puedo evitar reírme; ¿quién demonios se hace amigo del alma de alguien que conoce en una mañana? En verdad, comerse mis sobras es lo último que pensé que haría.  Iba en el auto a una velocidad poco razonable, sentía algo en el pecho y quería dejar de sentirlo. Me estaba desesperando; por cada vez que sentía el ahogo, apretaba más el acelerador e intentaba esquivar todos los autos que se me aparecían en la carretera. Ni siquiera sabía a dónde me dirigía. Tenía un plan, pero en este momento no lo recuerdo. Solo me subí al auto y arranqué sin rumbo alguno. Intentaba poner mi atención en la velocidad y en la carretera, tratando de olvidar lo demás. Imágenes que no lograba descifrar pasaban por mi mente.

-'¡Regresa!' -se escuchó ese grito en mi cabeza- '¡Vuelve!' -Tuve que frenar el auto; por poco me estrello contra la baranda. Mi respiración se volvió agitada.

-¿Qué mierda? -Me sobaba el pecho porque sentía que no me llegaba el aire; lo mismo no dejaba de repetirse una y otra vez.

No sé por qué, pero volví a arrancar y, sin pensarlo dos veces, di la vuelta. Sentía como si algo fuera a pasar; usé toda la velocidad que podía. En este momento, no manejaba mi cuerpo; él solo hacía lo que le daba la gana. Mi pie se presionaba inconscientemente contra el acelerador, mis manos manejaban solas el volante. Yo solo estaba ahí, mirando fijamente con la mente en blanco. Solo seguí manejando hasta que me encontré fuera de la casa, pero estaba en el auto inmóvil; ni siquiera sabía por qué había regresado.

-'¡No dejes que lo haga!' -Volvió a gritar esa maldita voz en mi cabeza. -'Entra, Jeon'.

-¡Cállate! -Me grité a mí mismo, pero otra vez volví a ser prisionero de mi cuerpo y solo seguí lo que él hacía. Abrí la puerta del auto y me bajé, entré a la casa, subí las escaleras y, sin siquiera ver a dónde me estaba dirigiendo, solo seguí, seguí hasta que estuve frente a la puerta de Jimin. Sentí a lo lejos un poco de ruido y no sé qué me pasó en ese momento; una ira invadió mi cuerpo y solo entré. No sé si debí haberlo hecho, porque me encontré con una escena que por alguna razón no ayudó en nada con la ira repentina que estaba enfrentando. La chica de la otra noche estaba debajo del idiota de mi hermano, y creo que interrumpí el beso que estaban a punto de darse. Ni siquiera yo entendí mi impulso.

-¡Aléjate, no seas capaz de ponerle tus manos encima! -grité apenas entré a la habitación. Ni siquiera sé por qué lo hice; solo la ira me manejó, llevándome a hacerlo.

-¿¡Qué mierda te pasa, Jungkook!? -me respondió con un grito mientras se reincorporaba como podía. En verdad, seguía sentado en el suelo. La chica reaccionó y se puso de pie para intentar ayudar a Jimin a levantarse.

-¡No lo toques y vete! - Si me preguntaran qué estoy haciendo con mi vida en este momento, no tendría la menor idea. Ella me miró sorprendida. -¡He dicho que te largues! - Subí la voz, y los dos dieron un saltito por el susto. Ella miró a Jimin y salió de la habitación.

-¿¡Puedes explicarme qué es lo que te pasa, idiota!? - me dijo furioso y de nuevo intentó levantarse, fallando otra vez.

-¿Acaso eres imbécil o qué? -Lo miré hacia abajo y me agaché junto a él. Tengo que encontrar una explicación que no suene como si necesitara un psiquiátrico para todo esto. -¿Acaso eres tan lento como para no ver sus intenciones?

-Mira, no estoy entendiendo nada. No estoy para tus bromas, Jeon -Me dijo con un tono frustrado.

-De verdad, ¿no te diste cuenta de que lo que quería era dinero? No pudo conmigo, así que se buscó a mi ingenuo y amable hermanastro para absorberle la sangre hasta dejarlo seco.- Me miró con una expresión extraña en el rostro; creo que sonaba creíble.

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora