Parte 1 La idea más estúpida del mundo

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Abrió la puerta de casa con mucho cuidado, no quería hacer ruido y despertar a Lincoln, eran las cuatro de la mañana, todavía iba borracha y se le cayeron las llaves al suelo cuándo las sacó de la cerradura. Cerró los ojos fuerte y maldijo mentalmente su poca coordinación cuándo más la necesitaba, se agachó a recogerlas y se mareó un poco al volver a incorporarse. Esperó unos segundos en silencio antes de cerrar la puerta despacio y caminar de puntillas hasta su habitación, su lugar seguro. Aquella mañana había salido de casa perfectamente arreglada para la reunión de trabajo y le había prometido que volvería para comer cuando su amigo le dijo "Tenemos que hablar, puede que tenga la solución a tu problema" Y como ella no tenía ningún problema y no le apetecía tener aquella conversación, como si el tipo fuera un gurú de las relaciones estables solo por llevar un año saliendo con Kiara, sin tener en cuenta que lo dejaban y volvían más veces de las que podía contar, se había buscado la vida para no aparecer por allí, era una chica de recursos, al final se le acabó liando el día y terminó en el Lax, su club nocturno favorito, Lincoln y ella eran asiduos casi desde que se mudaron a Portland desde Jacksonville, su pequeño pueblo al sur del Estado, hacía ya cuatro años, en realidad ella llevaba allí cuatro años pero su amigo lo hizo nada más terminar sus estudios, por eso de ampliar horizontes aunque no es que se hubieran ido demasiado lejos de casa. La fama que daba esa asiduidad, a ella le precedía y por eso se sentía como en casa cada vez que entraba, casi siempre se llevaba alguna copa gratis, sobre todo si la que la atendía era Kim una camarera pelirroja de cuerpo escultural que llevaba trabajando allí aproximadamente un par de años y que alguna vez había tenido suerte y la había dejado enredarse entre las sábanas de su cama, a pesar de su norma de no repetir, que a veces se saltaba si la chica hacía los méritos suficientes y tenía la seguridad de que no iba a suponer un problema después.

A veces los había tenido a pesar de que ella nunca prometía nada, pensaba que les daba lo mejor de ella y recibía lo mismo a cambio, pasar un buen rato dándose placer entre gemidos y jadeos. La vida de un alma libre era lo que a ella le iba, no quería saber de nada que no fuera aquello, es que le daba urticaria solo pensarlo y no había necesidad de complicarse la vida. Fijó un objetivo, la había visto más veces por allí y también había visto cómo la miraba, por eso no dudó en pasar a la acción y un par de horas más tarde después de ponerse super cachonda en mitad de la pista de baile le dijo "¿Vamos a tu casa?" Pero la chica no quería dejar a sus amigas allí, así que la opción B fue encerrarse en los baños del bar, no era su opción favorita pero la había salvado en más de una ocasión, así que "Benditos seáis" porque encima aquella chica en particular había resultado ser una experta en el arte del sexo oral. Era joven, era guapa y lo sabía, estaba buena y lo sabía, gustaba a las mujeres y era algo que no pensaba desaprovechar mientras tuviera la ocasión de hacerlo ¿Por qué tendría que renunciar a eso? Una locura simplemente llegar a planteárselo y por eso no entendía la manía que había cogido su mejor amigo con eso de "Sentar la cabeza" cuando la suya estaba mejor de pie y oteando el horizonte en busca de miles de posibilidades más satisfactorias.

Siempre había sido más de acción de que apoyar su maldito culo en una silla o en cualquier tipo de superficie que no fuera el cuerpo de una mujer atractiva. Acabado el trabajo y por un poco de decoro bailó un par de canciones más con ella y se marchó a casa. No se había quitado el traje en todo el día, y fue como correrse otra vez cuando se deshizo de él. Estaba tan cansada y cómoda que ni se molestó en ponerse el pijama, se dejó caer boca abajo sobre la cama y se dejó mecer por Morfeo.

Le dio mucha rabia abrir los ojos a las nueve de la mañana y no poder dormir más, era sábado, debería poder quedarse en la cama hasta la hora de comer como mínimo. Dio vueltas durante una hora desesperándose más y al final optó por la solución más coherente y fue a la cocina a prepararse un vaso de leche con mucho chocolate, le gustaba que se quedara espeso. Se lo llevó al sofá, estiró las piernas sobre la pequeña mesa que tenían enfrente y encendió la tele, el canal de la MTV, que casualidad, no se lo esperaba. Acunó la taza entre las manos, desprendía un calorcito muy agradable y se recostó mejor sobre el respaldo antes de darle un trago. La buena vida, aunque demasiado temprano para su gusto. Su amigo seguía con la puerta cerrada, sabía que estaba acompañado porque algunas de las pertenencias de su novia estaban desperdigadas encima de la mesa del salón, incluso alguna prenda de ropa. Y cuándo eso pasaba en fin de semana ella no podía quejarse, precisamente por lo que pasó a continuación, era un clásico y hacía que no le sentara tan mal no poder dormir tanto cómo le gustaría después de beberse medio Lax.

She is SpecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora