Parte 15 Me encanta esto contigo

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Habían pasado dos semanas desde aquella tarde en el embalse dónde empezó todo, dos semanas en las que todo el tiempo libre que tenían lo habían pasado juntas. Clarke había sido una perfecta guía turística y mejor anfitriona. Buscarse era una constante y cada vez estaba más segura de lo que sentía y de lo que quería, se dibujaba a cada segundo cristalino ante sus ojos. Dos semanas perfectas a su lado. Había tenido más sexo en catorce días que en cinco años juntos y había dado rienda suelta a su imaginación porque Clarke la estimulaba a ello. Se sentía completa en todos los ámbitos y facetas de su día a día, de su vida, por primera vez en demasiados años, si es que alguna vez llegó a estarlo del todo, porque creía que si, pero cuanto más tiempo pasaba con la rubia más momentos había en que lo dudaba de verdad.

El finde anterior durmió también en su casa, Raven estaba demasiado ocupada últimamente metiendo a aquella pareja en la suya y Clarke le decía que del trio a la orgía había un paso, que no merecía la pena arriesgarse a verse arrastradas a ello si elegían quedarse en su casa, aunque también decía que la curiosidad le picaba, la llamó imbécil y solo por si acaso, no se la jugó. Y era sábado y estaba sola recién levantada en su cama, sola porque Clarke había ido a la biblioteca a trabajar en el libro, Lincoln tenía reunión de "Amigotes" e iban a molestarla, eran "ruidosos y muy pesados" Se negó a ir a su casa porque entonces estaba segura de que no iba a hacer nada y la tal Olga "Era una pesada de cojones a la que le gustaba soplarle en la nuca y tocarle los ovarios" y por eso ella estaba sola en su cama y echándola de menos, conformándose con que le contestara a los mensajes de vez en cuando. Faltaban todavía cuatro horas para encontrarse con ella en casa de la rubia. Por la tarde irían a correr al parque Washington muy a pesar de Clarke, pero llevaba tiempo sin hacer ejercicio y ya le iba haciendo falta, le había dicho que no hacía falta que la acompañara solo porque sabía que no iba a decirle que no, riesgos los mínimos. Los lunes de tortura con Lincoln iban a ir precedidos de los fines de semana de "No me jodas Lexa ¿Enserio?" Le parecía adorable hasta la cara que ponía para quejarse y cuando se frustraba, no quería aprovecharse de la influencia que parecía tener en ella, pero la realidad era que iba a hacerlo.

Tanto pensar en ella hizo que la echara todavía más de menos, y no sabía si lo que iba a hacer estaba bien o estaba mal pero también iba a hacerlo de todas formas, así que cogió un libro, lo guardó en el bolso y salió de casa sin molestarse en avisar a Raven porque no sabía si estaba sola y el lunes anterior cuándo se fue a trabajar, había una chica en bragas en su cocina.

Caminó dirección a la biblioteca publica Northwest ¿Se alegraría de verla? No pensaba molestarla, simplemente esperar a que terminara mientras ella leía su libro y poder mirarla de vez en cuando, compartir el mismo espacio físico en aquella ocasión le sería suficiente. Había más gente de la que se había imaginado, pero aún así el aforo era mas bien reducido, no tenía ni idea de en qué planta del edificio estaba, así que las recorrería en silencio una por una, por suerte en la segunda, la cuarta mesa de la derecha, estaba ocupada por su silueta inconfundible, sentada en la silla de la esquina, un espacio de cuatro sillas vacías a su derecha y en la otra esquina había sentado un chico de pelo oscuro, frente a ella una mujer de unos cuarenta. Se puso nerviosa por su reacción, tecleaba en su ordenador y sobre la mesa había esparcidos unos cuántos papeles. Cogió aire, sacó el libro del bolso y se dispuso a caminar para sentarse a su lado.

En cuanto sintió que alguien ocupaba aquel asiento, Clarke miró hacia aquel lado, casi fugazmente, pero inmediatamente volvió a mirarla con gesto de sorpresa y una sonrisa enorme en la cara, de esas que mostraban que le había encantado verla allí y no una de esas a las que se había acostumbrado en los últimos años que le daban a entender que no había sido buena idea, que cuando aparecían, solo era por cortesía, por eso sonrío ella también con las pulsaciones un poco aceleradas.

She is SpecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora