Parte 4 Mi excepción

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Le cerró la puerta en las narices dejándola con la palabra en la boca. Menudo ego si pensaba que ella la necesitaba para algo, pero tenía que reconocerle que estando con ella conseguía evadirse de su drama personal al menos por unas horas. Menudo peligro de mujer. Para no saber hablar con chicas tenía una conversación interesante, por eso era fácil desconectar de todo lo demás, por eso y porque encima tenía unos ojos preciosos y una sonrisa bonita y ella estaría jodida de la hostia, pero no estaba ciega, por eso también se fijo en el tatuaje de su antebrazo, otra cosa que también le quedaba bien. Estaba claro que con el exterior le bastaba para impresionar a las mujeres, la camarera babeaba por ella, se dio cuenta nada más se sentaron frente a la barra. La rubia también tenía su gracia, pero se murió de la vergüenza cuando empezó a bailarle así, pero no pudo evitar reírse porque era gilipollas y porque seguramente aquella era la intención que tenía, se había pasado prácticamente la noche entera sentada hablando con ella cuando seguro que prefería haber estado bailando y echándole el ojo a la nueva presa de la noche, según ella era infalible y estaba empezando a creérselo de verdad. También tenía un cuerpo bastante bonito, es que lo tenía todo a su favor para el plan de vida que se había marcado. Llegó a casa recordando la noche y la información que le había dado, era una caja de sorpresas.

Se fue antes de tiempo porque la última vez que estuvo en una discoteca había sido con su ex, aunque hacía tiempo que no solían salir para divertirse, el trabajo se había interpuesto en aquella parte de su vida y mientras bailaba con su amiga le vinieron imágenes a la cabeza, intentó deshacerse de ellas pero le llegaron con más fuerza y empezó a sentirse mal otra vez.

Tiró el móvil sobre la cama para ponerse el pijama, lo rescató cuando se metió bajo las sábanas. No tenía sueño, le costaba desactivarse cada vez que salía y miró la pantalla en negro de su teléfono. Tentada de abrir la conversación vacía con su ex para ver si había cambiado su foto de perfil, el pecho le aporreaba fuerte las costillas cada vez que pensaba que podría haber puesto una foto con su nueva novia, la odiaba tanto... tanto porque por su culpa Cloe había desechado la idea de volver con ella definitivamente, ya no le había vuelto a contestar a los mensaje después de pedirle por favor que no volver a ir a su casa, que estaba saliendo con alguien y no podía seguir así, que se había acabado de verdad, lo sentía pero ahora quería a otra persona, quería a otra cómo debería seguir queriéndola a ella y al parecer unos cuantos meses pesaban más que sus nueve años. Por eso contenía la respiración y le temblaba todo el cuerpo los segundos previos a ver aquella foto. Soltó todo el aire cuando vio que tenía la misma de la última vez, ni siquiera salía ella, pero era mejor así, porque cuando lo hacía ella se quedaba mirando la foto demasiados minutos seguidos y terminaba llorando en la soledad de su habitación.

Raven le había aconsejado mil veces que no hiciera eso, pero es que no le quedaba mucho más y era complicado. Intentaba mantenerse alejada de su teléfono el mayor tiempo posible. Al principio se pilló un cabreo mezclado con desesperación cuando la bloqueó de todas sus redes sociales, pero en realidad le había hecho un favor. Si la veía con otra se moría. Dejó el teléfono en la mesita que tenía al lado de la cama. La verdad es que aquella noche no se sentía tan mal como las anteriores, era la primera vez que se lo pasaba bien saliendo y sabía que toda la culpa era de Clarke, no la conocía de nada y aún así decidió quedarse con ella.

Era fácil reírse y hablar con la rubia. A lo mejor tendría que darle las gracias la próxima vez que la viera o hablara con ella, porque con eso de "Voy a utilizar tu número de teléfono" le había quedado bastante claro que habría una próxima vez y le gustaba que la hubiera. Estaba claro que esa chica conseguía hacerla sentir mejor y eso a ella le venía extraordinariamente bien, porque aunque pareciera que no, quería salir de aquello dónde estaba metida solo que le estaba resultando imposible. Todavía la echaba mucho de menos, a ella y así vida juntas. Estaba empezando a asumir que ya no había vuelta atrás, que su vida tal como la conocía había acabado para siempre y toda ayuda era poca.

She is SpecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora