Parte 2 La chica de la cita

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Hacía exactamente un mes que se había mudado de su cuidad adoptiva, Sacramento aquella en la que había vivido con Cloe los últimos años de su vida, se mudaron allí por la oportunidad de trabajo de su ex, no le importó, al contrario lo vio como una nueva oportunidad para ella también. Era la única opción que le quedaba para dejar de sentirse como una puta mierda por culpa de su masoquismo emocional y de ser la mujer más cabezota del mundo entero. Porque su ex novia le había dicho por activa y por pasiva que aquello había acabado, pero aún así a veces la dejaba entrar en casa y eso a ella le daba esperanzas de poder arreglar lo que tenían porque un "Ya no siento lo mismo" No le era suficiente explicación para tirar a la basura nueve años de su vida. No podía ser suficiente y algo habría que ella pudiera hacer para hacerle ver que estaba equivocada, que puede que no sintiera lo mismo pero lo que sentía podía ser mejor, que ella era suficiente y podía demostrárselo si le daba una oportunidad. El desastre emocional más devastador de todos fue cuando le dijo que había empezado a salir con alguien. Lo que sintió en ese momento fue tan angustioso que le provocó un vacío a todos los niveles, la destrozó por dentro, la hizo pedazos y aún no había encontrado ni la mitad de ellos para poder recomponerse un poco. Se encerró en la habitación que tantas noches habían compartido juntas, dónde habían sido felices, dónde todavía podrían serlo si Cloe quisiera, porque ella estaba dispuesta a olvidar aquel último medio año y empezar de cero, porque estaba enamorada de ella. Se encerró durante una semana entera, apenas comía y no tenía ganas de nada más, le escribía como una patética y las veces que le contestaba aún se sentía peor.

Raven insistía en que no podía seguir así, pero estaba demasiado lejos como para tener influencia en lo que ella estaba haciendo. Se conocían casi desde la adolescencia. Sus padres vivían en San Francisco y ni siquiera les había dicho que lo habían dejado, no quería darles el disgusto, si al final podían arreglarlo no les haría pasar por eso también a ellos. Así que un día sin esperarlo, la latina se presento en su casa y se quedó allí con ella. En vista de su situación actual y a base de insistir mucho consiguió convencerla para que se fuera con ella a Portland, apenas llevaba un par de meses allí, la convenció porque cada vez que salía a la calle todo le recordaba a ella y le iba a ser imposible salir a delante, no tenía tanta fuerza de voluntad para hacerlo desde allí sobre todo porque no quería aceptar que se había acabado de verdad.

Otros seis meses habían pasado desde que se enteró de la mayor tragedia de su vida y un mes en Portland no habían sido suficientes para hacerla olvidarse de ella ¿Cómo se borraban nueve años de golpe? ¿Cómo podía olvidarse de la noche a la mañana de todo lo que sentía por ella? Casi toda su vida adulta la había pasado a su lado, creciendo con ella, construyendo algo que creía indestructible y que al final resultó ser increíblemente débil y se desmoronó sin avisar, llevándole el golpe más duro de su vida, una que creía perfecta hasta entonces, para ella lo era. Es que no había nadie más, nunca lo había habido y no se planteó ni por un solo momento que tuviera que buscar más allá de ella, por eso no podía hacerse a la idea, por eso costaba tanto.

Y lo mejor es que empezara a hacerlo de verdad, que tomara las riendas de nuevo, aprovechara que estaba en un sitio diferente, con gente diferente, sin nada que la hiciera relacionarlo con ella. Una vida nueva en todos los aspectos. Es que encima era patética porque muchas de las noches cuando pensaba en ella, terminaba tocándose y llorando al llegar al orgasmo, porque así la sentía más cerca aunque fuera por un momento. Ridículo y ridícula ella, pero es que había intentado hacerlo sin pensar en ella y no había podido.

Normalmente funcionaba bien, pero cuando le daba el bajón era demasiado profundo, y se enfadaba con Raven por decirle las verdades a la cara porque no quería oírlas aunque supiera que tenía razón. Empezar a trabajar le vino bastante bien la verdad, aquella ciudad le vino bastante bien en general. Y estaba dispuesta a intentarlo, a intentarlo de verdad esta vez, pero es que llevaba poco tiempo queriendo hacerlo así y necesitaba un poco de margen. Querer en realidad no quería, pero no le quedaba otra y estar empezando a asumir que las cosas ya no iban a volver a ser cómo eran antes escocía bastante. Se estaba acostumbrando a estar sin ella y no le le gustaba. No iba a volver a estar con ella y no le gustaba. Estaba segura que ninguna otra podría hacerle sentir lo que la había hecho sentir Cloe y era algo que tampoco le gustaba, porque ella quería sentir aquello todo el tiempo, era la sensación más alucinante que había tenido en su vida, había durado nueve años y la echaba de menos, siempre la echaría de menos.

She is SpecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora