Camaleón de máscaras

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Lucian Ravensfield

La primera semana abordo del crucero había terminado y definitivamente fue una nueva experiencia para mí.

Después de nuestra conversación en la primera noche, Aren se volvió una piedra que habla. Cuando salíamos del camarote, ella cambiaba por completo su personalidad. Solía colgarse de mi brazo e íbamos juntos a todo, a los restaurantes, los espectáculos nocturnos e incluso fuimos a una sesión de baile de salsa para pareja. Recuerdo que ese día, Aren me hizo ver como un idiota.

Yo había insistido que lo hiciéramos para que fuera más creíble nuestra historia de pareja, no obstante, también lo hice para intentar acercarme otra vez a ella. Como dije antes, Aren hablaba en público, pero parecía otra persona. Estoy consciente que ese es el punto de fingir una nueva identidad, pero en este caso se sentía como si Aren hubiera desparecido y solo quedara la mentira.

Además, dentro del camarote, ella también comenzó a comunicarse más conmigo, pero no en la forma de aquella noche. En esos momentos del día, ella parecía eliminar la mentira de pareja y colocarse la de asesina para enseñarme a usar las armas que había empacado. Sé que eso es lo que ella ha sido toda su vida, pero es como si su esencia hubiera desparecido y fuera sólo un ser vacío usando máscara.

Antes, había visto como Aren usaba esas máscaras, pero aún podías verla a ella. Simplemente, cuando hablaba o hacía algún gesto, la veía y ahora desapareció.

Por eso mismo insistí tanto en tomar las lecciones de baile. Estúpidamente, creí que Aren nunca había bailado y que al hacerlo, la frustración obligaría a la verdadera Aren a salir. De una forma u otra, ella tendría que comunicarse conmigo y podría volver a sentirla.

Sin embargo, Aren resultó una mujer con más habilidades de las que esperaba. Durante el baile, su cuerpo se movía como el de una profesional. Además, incluso la convencí de comprar un vestido en la tienda para esa ocasión, lo cual terminó siendo una tortura para mí. El vestido era de un tono oscuro del turquesa. Éste era suelto con un solo tirante y llegaba hasta los pies, pero tenía una abertura que me permitía observar su pierna derecha. Al usar esto, Aren se veía como la diosa que es y en el baile la hacía lucir hipnótica y sensual. Una combinación no muy buena, cuando tu objetivo era llegar a ella, no querer estar dentro de ella.

En fin, esa noche quedé como un inexperto ante su habilidad y con una nueva necesidad, tenerla al menos una vez.

El día de hoy estaba sumamente aburrido. Aren había terminado de explicarme el uso de todas sus armas y herramientas. Además, ella terminó el libro Cumbres Borrascosas hace unos días y no teníamos nada que hacer dentro del camarote.

Anteriormente, ya había intentado convencerla de salir a caminar o nadar en la piscina del crucero. Sin embargo, ella insistía en que ya salíamos lo suficiente para que nuestra historia fuera creíble, al salir a comer e ir a los espectáculos nocturnos. Siempre mencionaba que era mejor salir de noche, ya que era más fácil pasar desapercibidos, no obstante, yo sentía que había otra razón.

A mi parecer, ella quería evitar relacionarse lo menos posible con el resto de los pasajeros. Después de todo, durante las comidas, éramos sólo nosotros dos y en los espectáculos, sólo teníamos que observarlos sin hablar con otros.

Sin embargo, yo ya no podía con el aburrimiento de estar encerrado, por lo que, me levanté de la cama, la cual había empezado a compartir con Aren, ya que ella decía que la ayudaba con la pesadillas. Me encaminé fuera de la habitación y observé el cuerpo de la misteriosa mujer que me acompañaba.

Aren estaba sentada sobre un pequeño sofá empotrado en la pared y observaba el mar desde la pequeña ventana de nuestro camarote. Lucía pensativa, ya que tenía las cejas fruncidas, los ojos entrecerrados y los labios torcidos. Además, parecía tener un tic nervioso, pues sus dedos golpeaban con rapidez su rodilla.

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