Merodeadores superando las expectativas

Llegó El Profeta

Dorcas Meadows lustraba su varita en el escritorio mientras varios memorándums cruzaban el aire volando y caían sobre su compañero Dylan.
La bruja hizo un movimiento para que los pergaminos golpeen los brazos al auror porque estaba muy pero muy aburrida.
Alastor los había dejado fuera de cualquier tipo de misión para no levantar sospechas de favoritismo, aunque todos sabían que Alice Longbottom (reciente esposa de Frank) era la favorita del jefe de Aurores.
Según ella, la Orden se debilitaba a medida que pasaban los meses, porque entre el afán de esconderse de sus propios compañeros y las pérdidas que tenían, era cuestión de tiempo para que los Mortifagos o el mismo Ministerio esté al tanto de aquella organización y los vayan descartando. Es por ello por lo que Dorcas vivía el día a día.

Volteó su mirada a la nuca de Dylan intentando adivinar qué nuevo tatuaje tenía en su pecho, pero como no adivino, volvió a molestarlo; Él miraba un punto fijo de la pared para no enojarse. Lo conocía tanto que, si se distraía, Dylan pondría un tónico de cejas locas en su té.
¿Cómo lo conocía tanto? Bueno, ella pertenecía al equipo de Ansel McDonald mientras que Dylan, en lo que llamaría un problema de intereses, estaba bajo el mando de Alastor.
Desde hacía un par de años, Dylan encontraba muy divertido visitar el equipo de su padre y molestarlos, hasta que ella levantó su varita y lo aturdió.
Desde ese día, generaron una amistad que fue creciendo y se transformó en una amistad con derecho a roce. Dorcas sabía la fama del Gryffindor; Orgulloso, mujeriego y de carácter explosivo, pero no le interesaba como novio, sino como goce de oficina
A la bruja le atraía, como le atraían otros hombres, pero Dylan... Dylan tenía esa esencia que caracterizaba a los hombres McDonald.

Había una sensación de secretos entre ellos que los hacía tres veces más interesantes.
Desde Levi, el inteligente Ravenclaw que llevaba una relación en secreto con Kingsley, a Cody el Slytherin que tenía sus propias reglas y posiblemente era el que más sangre tenía en sus manos, pero en secreto resultaba ser un esposo y padre tan cariñoso que Dorcas no entendía como podían darse ambas cosas en simultáneo.
Si tenía que pensar en el otro Slytherin, el serio de Boris, se quedaba sin ideas. Nadie sabía qué hacían los inefables, aunque los Aurores tenían una vaga idea, Dorcas aseguraba que ni el mismísimo ministro de magia sabía el rol de Boris porque nunca podría sacarle una palabra de más.

-Tienes tres segundos para dejar de molestarme – el susurro de Dylan en su nuca hizo que despertara de sus pensamientos.

- ¿O qué? – retruco sin mirarlo. Estaba tan aburrida que provocar a Dylan no sonaba mal. El auror se movió lentamente para quedar más cerca de su oído.

-O te mandaré a hacer el inventario de presos a Azkaban... - Dorcas sonrió porque él amaba atormentar a los jóvenes aurores con enviarlos allí cuando no cumplían sus tareas, pero ella ya no era una joven auror y él lo sabía. El juego había comenzado.

-En el caso que decidas mandarme, estoy disponible por la tarde... - murmuró para que él leyera sus labios desde el espejo que estaba frente a ella.

-Te haré el tour – contestó el auror captando la indirecta. Ambos sonrieron con complicidad y siguieron en sus temas hasta que Dylan volvió a hablar - ¿Quieres ayudarme con los memos...?

Acepto con una mueca, porque si realmente quería aprovechar de su compañero un par de horas, era mejor que terminara con sus tareas lo antes posible.
Pasaron media hora en silencio leyendo todo, salvo cuando Dylan lanzaba carcajadas porque las ocurrencias del ministro que parecía vivir en una bola de cristal.

Cuando estuvieron a punto de terminar, Dorcas advirtió un memo que le llamó mucho la atención; Ellis McDonald, Proceso de investigación- Zoe Smith.
Dorcas conocía a Zoe, de hecho estaba catalogada como una soplona que reportaba directamente al Ministro y se había ganado tantos enemigos dentro del cuartel que el rumor era que la habían mandado a Hogwarts para "cuidarla"