Merodeadores superando las expectativas

El primer amor

La Snitch dorada pasó tan cerca de James que casi pierde una oreja, pero el capitán del equipo de Gryffindor movió su cabeza en el último instante y solo sintió un zumbido y el roce de esta. Por el rabillo del ojo pudo ver unos pequeños cabellos negros que cayeron al vacío.
Lo siento, pequeña, la próxima será...

Debía vigilar todos los ángulos, la buscadora de Ravenclaw era más ágil de lo que recordaba y si perdía la concentración, estarían en problemas.
Aún, con una buscadora ansiosa de protagonismo y sed de victoria, James contaba con el sol que calentaba sus manos e iluminaba aquellos lugares oscuros donde la Snitch, como pequeña traviesa que era, podía esconderse.
Conocía tanto el temperamento de la bola, que con el correr de los años llegó a pensar que la Snitch leía los pensamientos de los buscadores y entonces se burlaba de ellos, se burlaba de las mejores formas: Detrás de las columnas, a centímetros del aro derecho, arriba del izquierdo, rozando el césped y su lugar favorito, según James, cerca del cuerpo de algún cazador o bateador.

Entonces, James debía estar atento.
A veces se premiaba entre cada punto que lograba Gryffindor y miraba a las gradas, a su pequeña y sencilla distracción.
Allí estaba Lily, disfrutando de las caricias del sol y de los comentarios ingeniosos del comentarista del partido. James sonrió cuando la vio reírse a carcajadas de un comentario en particular "...Lo hemos dicho en el partido anterior y señores, debemos confesar que no nos hemos equivocado: Sirius Black sigue usando un calzón en la cabeza de cábala"

James no perdía el tiempo mirando a Sirius, por él sabía lo que tenía que hacer y a veces hacía la vista gorda cuando Sirius se pasaba, pero un par de aplausos tampoco hacían mal a nadie.
El verdadero problema en ese partido era Mary.
Nunca la había visto volar tan mal. No había encestado ni un solo tanto y parecía que solo volaba por inercia. James sabía que tenía un peso enorme en su espalda, pero apostaba a que por lo menos el Quidditch la haga olvidar por unas horas sus problemas.

Ravenclaw comenzaba a llevar una ventaja y siquiera Isaac podía derribar a su cazador impecable. Sintió una cosquilla en el estómago.
Si, los años de arrogancia habían terminado, pero a veces esa confianza en exceso a escondidas lo hacían sentir que arriba de su escoba era el mejor buscador que había tenido Hogwarts... después de Klaus Koppler, claramente.
Así que James, con lo que él llamaría lo hago para terminar con la tortura de Mary y de Ravenclaw, agudizó el oído, se sujetó a su escoba, comenzó el descenso en picada y solo dejo que su cabeza le diga dónde podía estar la Snitch.

Tres minutos le llevó observar su pequeño premio cerca del aro de Gryffindor. Solo tuvo que volar hacia allí haciendo de cuenta que iba a darle indicaciones a la Guardiana y cuando amago hacerlo, se mandó en piqué con su mano extendida y sujetó a su vieja amiga dándole un pequeño beso.

Las gradas se vinieron abajo, pero él solo tenía ojos para su Lily. La Snitch siempre sería para ella.
James Potter, se consagra en ese partido para el olvido de Gryffindor, como el buscador capaz de remontar una situación casi perdida.

Cuando Mary llegó al túnel de salida, tiró su escoba con fuerza.

- ¡Vamos Lily! Es un simple y divertido juego... - decía Sirius mirando a su amiga mientras se servía un té.

Había pasado una semana desde que los siete entraron el pensadero a revelar el destino fatal de Ellis.
Una semana complicada para todos, pero especialmente para Remus que no les había revelado a sus amigos su inquietud sobre "el fuego" en la sangre. Él era muy inteligente para darse cuenta de que Mary no sentía eso con él.

-Lobo travieso, nunca nos dijiste que sentían eso con Mary... - le dijo Sirius colgándose de sus hombros una tarde.

-Si, hubiera sido lindo que nos cuentes como se te quemaron los testículos de amor – dijo James riéndose a carcajadas.