La danza del troll

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La mitad de noviembre llegó con una lluvia torrencial.

Era sábado y aunque tuvieran los permisos correspondientes para ir al pueblo, ya era costumbre utilizar el pasadizo de la Bruja Tuerta que los llevaba directo a HoneyDukes.
Remus Lupin había decidido alcanzar a sus amigos directamente en las Tres Escobas porque estaba harto de meterse bajo la capa de invisibilidad y ser pisado por Sirius.
Ninguno puso objeción porque en principio Remus no iba a salir del castillo, pero James logró convencerlo Si vienes, te regalo cinco tabletas de chocolate.

Habían pasado dos semanas desde la fiesta de Halloween y dos semanas exactas que Mary no le dirigía la palabra al pobre Remus, que intentaba de todas formas ser amable con ella.
Pese a los intentos de sus amigos, lucía más decaído y culposo que nunca, pero aun consideraba que había actuado bien y evitaba hablar del tema.
James se vio favorecido por su nueva amistad con Mary; ya no tenía que darle explicaciones a Lily cada vez que se acercaba a ellas porque, en definitiva, solo se acercaba por Mary, aunque varias veces se quedaba colgado mirando a la pelirroja hacer los deberes y Sirius tenía que golpearle con el codo para que cambie la cara de imbécil que ponía.
Había decidido enfriar todo con Jenny "por un tiempo". Claramente, lo comunico en voz alta cuando estaba cerca Lily. Ese día lo ayudó con pociones, sorpresivamente.


Hubieran preferido quedarse en la Sala Común, pero James y Sirius habían agotado su stock de Zonko y Peter necesitaba plumas nuevas, así que no demoraron más el asunto y se aventuraron bajo la capa de invisibilidad para llegar a Hogsmeade
Les costó un rato pasar por entre medio de todos los alumnos que estaban agrupados en HoneyDukes, un poco por las golosinas otro poco por el calor del lugar.
Luego de llenar sus bolsillos de golosinas y chocolate para Remus, salieron a la calle y vieron acercarse a las tres chicas de su curso que charlaban animadamente.
Ni lento ni perezoso, Sirius se dio cuenta que Marlenne vestía un poco más elegante que el resto, lo cual era raro a menos que estuviera en una cita...

-Vamos Mary, no me mientas - le decía la orgullosa Gryffindor.

- ¡No te miento...! Bueno, puede que sí. Nunca lo sabrás - se rió la pequeña que iba abrigada como si estuviera en la era de hielo - ¿A qué hora te encuentras con Tony?

-Debería estar aquí... ¿Están seguras de que no quieren venir con nosotros?

-Por cuarta vez, no. Vamos a estar bien... Mary tiene que buscar mucha correspondencia.

-A veces me olvido de que McGonagall prohibió a tu familia enviarte búhos al castillo, a excepción de tu padre.

-Es el problema de tener cinco hermanos, cinco tíos y dos padrinos - contestó Mary con pesar - ¿Recuerdan el día de mi cumpleaños? Llegaron 13 búhos al mismo tiempo y dejaron todas sus necesidades sobre la mesa.

-Fue increíble. Ese día intentaron llevarte por los aires de vuelta a tu casa...

- ¡Ahí está Tony...! - exclamó Lily señalando al joven que esperaba sentado en un banco de madera. Cuando las vio se acercó dispuesto a darle un beso en la boca a Marlenne, pero paró en seco cuando vio a Sirius Black detrás de ella.

- ¡Hola Mckinnon! – gritó haciendo que Marlenne se sobresaltara.

-Siempre tan oportuno... - murmuró Marlenne sin apartar la vista de Tony.

-No nos han presentado - le dijo Sirius al muchacho tendiéndole una mano solemnemente para estrechar - Sirius Black.

-Tony... - contestó el muchacho inseguro, pero aceptando el apretón de manos. James se apresuró y también le tendió su mano

Merodeadores superando las expectativasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora