Capítulo 3

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Kong se despertó con un ligero dolor de cabeza. Miró alrededor y se acordó que estaba en Macao, que le habían regalado un cuadro que había costado una fortuna y que se había casado con Arthit.

Espera, espera, espera.

Se había casado con Arthit. ¿Se había casado con Arthit? Su mente no paraba de repetir esas palabras. Miró hacia la persona que estaba durmiendo encima de él y que en ese momento se había movido un poco.

Arthit estaba literalmente encima del menor. Y con los ojos entrecerrados miró hacia él.

- Buenos días Thit. ¿Dormiste bien?

- ¿Qué clase de pregunta es esa? Obviamente que sí – sonrió mostrando su hoyuelo.

- ¿Recuerdas lo qué pasó ayer? – Kong le miró intrigado.

- Claro, fuimos a cenar, vinimos a Macao, te compré el cuadro, fuimos al local, caminamos un rato, vimos una capilla...

- ¿Algo más? – Kong aún le miraba.

- ¡Joder! – Arthit se levantó sentándose de rodillas. – ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! Eso significa que ayer fue nuestra noche de bodas. Y ninguno de los dos se acordó. Recuerdo perfectamente, por ello, lo bien que lo pasamos, no dejamos de gemir en ningún momento. Por fin pude follarte sin prisas.

- Pero Thit, esa no es la cuestión... Nunca me imaginé que mi boda, mejor dicho nuestra boda, sería así. En Macao. Solo nos faltaba ir disfrazados de Elvis.

- Siempre podemos volver a celebrar otra, pero esta es nuestra, solo de nosotros dos – dijo Arthit volviéndose a tumbar encima de Kong, mientras miraba el anillo en su mano. – Y si cuando nos casemos con nuestros amigos allí quieres ir de Elvis, no hay problema, iras de Elvis.

- ¿Entonces tú irías de Marilyn? - dijo Kong riendo bajito.

- ¿Crees qué me queda bien el rubio? ¿O es que te gustaría verme en falda? – dijo Arthit sonriendo.

- Solo si no llevas nada debajo – dijo Kong sonriendo pícaramente.

Arthit le miró y le dio un suave golpe en el pecho pero después sonrió pícaramente también. Puso sus manos en los muslos del menor y abrió más las piernas para poder acomodarse mejor.

Empezó a besarlo poco a poco desde el pecho hasta el ombligo. Cuando introdujo la lengua en el ombligo, miró a Kong. Este gimió, hacía tiempo que no tenían sexo matutino, así como hacía tiempo que Kong no veía el cuerpo vibrante y desnudo de Arthit al amanecer.

Notó como los dedos del mayor bajaban su ropa interior hasta sacarla por completo. El pene semi erecto del menor le dio los buenos días a Arthit. Le dio un beso en la punta y directamente la engulló moviéndose rítmicamente hasta ponerlo erecto del todo. Arthit sacó la punta de la lengua para pasarla por el glande mientras agarraba con suavidad la erección del menor.

Kong disfrutaba y un gemido salió de sus labios al notar la mano del mayor agarrando su pene. Volvió a gemir, esta vez más fuerte, cuando notó la lengua de Arthit jugar con su hendidura. No le gustaba reconocerlo, pues no le gustaba pensar de donde había adquirido tanta experiencia, pero Arthit era muy diestro en sexo oral y ahora mismo estaba llevándolo al borde de la locura.

Arthit miró hacia arriba para mirar el rostro desencajado por el placer de Kong. Tenía los ojos cerrados mientras apretaba con fuerza la cabeza contra la almohada.

- Mmmm... Thit.... Más...

Arthit notó como el estómago de Kong se contrajo y percibió que las piernas empezaban a temblar levemente.

El arte del ex ladrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora