Cargaron las cosas en el coche y pusieron rumbo a Pattaya. El bebé estaba sentado en su sillita mientras se distraía con su león de peluche. También él se merecía tiempo con ellos, por lo que no dudaron en llevárselo, además que se lo habían prometido.
Habían reservado una noche en un hotel de Pattaya con Lee, para compensar el tiempo que habían estado fuera. En un inicio, habían pensado en más tiempo, pero Lee ya había tenido bastantes cambios en poco tiempo, por lo que decidieron hacer un viaje de fin de semana.
Tenían unos ciento cincuenta quilómetros por delante, o lo que es lo mismo, una hora y cincuenta minutos por delante, pero seguro que convertiría en algo más para cambiar al bebé o cualquier cosa que pudiera surgir.
*
Llegaron al hotel sin ningún contratiempo y sin ninguna complicación. Se registraron y pusieron rumbo a su habitación. Kong llevaba en brazos al bebé y de su espalda colgaba una mochila, mientras Arthit arrastraba las dos maletas.
La grande era la de ellos y la pequeña, con forma de león, de Lee. Entraron en la habitación y comprobaron que tuviera todo lo necesario y sonrieron felices al ver la cuna cerca de la cama.
Guardaron las cosas mientras el bebé jugaba sentado en su cuna con el león. Arthit le miraba sonriendo mientras Lee balbuceaba.
Kong se cambiaba y se ponía el bañador mientras Arthit cambiaba al bebé. Cuando el pequeño estuvo listo, Kong lo entretuvo mientras Arthit se cambiaba.
Cogieron las toallas, la sombrilla, el cubo, la pala y el rastillo, el bote de crema solar y el flotador en forma de león. Kong, a parte, llevaba la mochila con algún que otro pañal bañador, el bloc de dibujo, unos lápices y una piscina hinchable doblada por si acaso.
Salieron de la habitación y se pusieron rumbo a la playa. No cogieron al bebé en brazos, estaba demasiado gracioso en su pañal bañador estampado y con una camiseta en la que en la parte delantera se leía: "Born to be..." y en la parte de atrás: "King".
Todos al pasar, miraban a la adorable familia y al bebé que caminaba entre ellos cogido de la mano de amos. Al llegar a la playa, Kong clavó la sombrilla y extendió las toallas mientras Arthit quitaba la camiseta al bebé y le embadurnaba de crema solar.
Kong, sentado en una de las toallas, hinchaba la pequeña piscina y el flotador mientras miraba a Arthit jugar con el pequeño Lee. Le había cogido de las dos manitas y le animaba a no tener miedo de las olas del mar. Kong cogió la cámara e hizo un par de fotos. Después sacó el bloc e hizo un ligero boceto.
Lee, nervioso, pataleaba y movía las piernas cuando el agua le acariciaba los pies, mientas Arthit reía feliz. Un rato después, flotador en mano, Kong se acercó al agua y se les unió. Había rellenado la piscina con dos cubos de agua y la dejó en medio de las dos toallas debajo de la sombrilla.
Arthit cogió a Lee y se lo puso en el pecho mientras entraba lentamente en el agua. Lee fruncía un poco el ceño, no estaba muy convencido y miraba a Kong que estaba un poco por detrás.
Kong se puso a su lado con el flotador en el agua y Arthit dejó al bebé sentado en él. Combatiendo el calor, Arthit se sumergió y se refrescó. Lee empezó a mirar alrededor y al no encontrarle puso un puchero y empezó a llamarle.
- Mama... mama...
- Tranquilo leoncín, ahora sale – le tranquilizó Kong mientras le ponía un poco de agua en la cabecita.
Arthit salió del agua y el bebé sonrió. Entonces fue el turno de Kong de hundirse y el bebé volvió a poner un puchero al no encontrar a Kong.
- Papa... papa...
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El arte del ex ladrón
FanfictionSegunda parte de: El ladrón de arte. ¿Qué pasaría si Arthit y sus amigos tuvieran que volver a su antigua vida? ¿Cómo se lo tomará Kong? ¿Qué pasará si en su relación se añade un tercero? La historia es 100% mía. Los cuadros escogidos pa...