Capítulo 5

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Al escuchar el gemido de Arthit, sus amigos corrieron hacia él. Se abalanzaron sobre la caja para mirar su interior.

- ¡Qué demonios...! – Prem retrocedió un par de pasos.

- ¡Oh! ¿Quién hace una cosa así? – dijo Tootha enojado.

- ¡Es adorable! – dijo Bright.

El bebé los miró a todos. Sonrió enseñando los pocos dientes que tenía. Bright sacó al bebé que jugaba con un león de peluche. Lo cogió con cuidado y le miró, el bebé le volvió a sonreír para después apoyarse en su hombro.

Dentro de la caja, había una pequeña bolsa y al lado de esta también había una nota. Arthit cogió la nota. Y se puso a leerla.

"No busquéis nada. No está registrado. No hay ningún dato de él. Solo os puedo decir que nació el veintiséis de agosto del año pasado"

- ¿Quién coño podría abandonar a un niño así? – Arthit estaba muy enfadado. - ¿Qué vamos a hacer con él?

- Llevárnoslo a casa, ¿qué sino? – Dijo Bright – es tarde y tiene que dormir.

- No, lo llevaremos a la policía. No quiero hacerme responsable de un niño. Ya tengo suficiente con uno.

El bebé al escuchar las voces se levantó del hombro de Bright y sonrió cuando escuchó hablar al mayor pero sin embargo, al escuchar la voz de Arthit hizo un puchero y una lágrima se deslizó por su mejilla.

- Arthit, le has hecho llorar – dijo Bright enfadado. – Mírale, no vamos a ir a la policía. Será mejor ir a casa y pensar con calma.

*

Llegaron a casa y cuando Khalan los vio, Arthit hizo un movimiento con la mano para que no preguntara nada.

Entraron en la casa y todos se sentaron en sus respectivos sitios en la sala. Bright se sentó con el bebé en el suelo.

- No tienes nombre pequeñín. ¿Cómo te podemos llamar? – el bebé sonrió. – No le mires así Arthit, no va a matarte.

- Lo sé, Bright. Pero nos estamos olvidando de algo. ¿Por qué nos lo dejarían a nosotros, a seis hombres solteros?

- Bueno, - Prem interrumpió – tú estás casado.

- Además tú y Kong seréis buenos padres. No dejareis que le pase nada malo.

- Nunca hemos hablado de niños. Es un tema que preferimos dejarlo para más adelante. No solo es difícil educarlo, va a ser difícil todo.

El bebé miraba a Arthit con el ceño levemente fruncido. Estaba sentado en el suelo jugando tranquilo con su león, pero cuando Arthit dejó de hablar, empezó a gatear hasta él, se sentó a su lado en el suelo y le cogió de la ropa del pantalón.

Arthit lo miró. El bebé miró a Arthit y al ver la cara que tenía hizo un puchero.

- Ja, ja, ja, ja, ja – Tootha rio – no puedes negar que es igual a Kong.

Tootha cogió al bebé y lo sentó en el sofá entre él y Arthit. El pequeño bostezó y se acurrucó en el brazo de Arthit sin llegar a dormirse.

- De verdad se parece a Kong. ¿No será su hijo verdad? – Prem miró al bebé.

- ¡BASTA! – el grito de Arthit asustó al niño haciéndole llorar. – Kong nunca ha estado con ninguna mujer. De todas las que se le acercan, él las rechaza. Y las que le hacen regalos, él los dona. Si alguna se le insinúa, amablemente la rechaza y le pide perdón diciéndole que ya está con alguien y que no le gustan las mujeres. – Arthit se levantó y empezó a caminar hacia la puerta.

El arte del ex ladrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora