Capítulo 22

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Kong y Arthit estaban tumbados en la cama. Como siempre, Kong acurrucado casi encima del mayor acariciándole el abdomen mientras que Arthit le acariciaba la espalda.

Hablaban de Tew, de Knott, de la actitud de Tootha... hasta que por fin llegaron al tema importante.

- Oye Thit, ¿realmente quieres quedarte con Lee?

- Realmente me ha costado mucho decidirme. No lo tenía tan claro como tú pero mientras más pensaba en ello, más me daba cuenta que nunca estaré preparado para ser padre. Pero en una de las últimas conversaciones que tuvimos, me dijiste que tú me ayudarías así que si tú estás conmigo, podremos criarlo juntos. ¿Y tú, que me dices de ti?

- Claro que sí, y más si es contigo con quien tengo la responsabilidad de criarlo. Sé que también estarás a mi lado apoyándome. – Kong levantó la cabeza y le miró un poco asustado – Thit, ¿lo haremos de la forma legal o le pediremos a Tootha que entre en los archivos del gobierno para poder registrarlo?

- Supongo que esto lo haremos de forma legal. Te recuerdo que ya no hacemos nada fuera de la ley y si se lo pedimos a Tootha nos exponemos a que puedan llevárselo por cualquier cosa que pase.

- Pero Thit, asuntos sociales vendrá a por él, y se lo llevará y... ¿te imaginas que se lo lleven a una familia donde lo pegan o no lo quieran? Además, ¿dónde va estar mejor que con nosotros?

- Pequeño tranquilízate, nadie se va a llevar a Lee a ningún sitio, te lo prometo. Además tenemos primero que resolver este puzle.

*

Por la mañana, el mayor acariciaba el pelo de un Kong totalmente dormido, mientras Lee, les observa sentado desde la cuna. Al notar movimiento, les sonrió y empezó a balbucear.

- Noo... ahí no...

Arthit dejó de acariciar el pelo al menor y lo miró. ¿Podría ser que Kong estuviera teniendo un sueño húmedo? Sonrió perversamente.

- Ahh... no...

El mayor movió su cadera haciendo que Kong se despertara. Frotándose los ojos, Kong miró al mayor.

- ¿Ya estás despierto Thit? ¿No es muy temprano? – Miró al bebé. - Si Lee también está despierto ya no es tan temprano.

- ¿En serio? – Dijo Arthit – ¿no puedo creerlo, ya está despierto? Yo también estoy muy despierto...

- Ja, ja, ja, ja, ja eres...

- Un amor, lo sé. Kong, ¿qué estabas soñando? – Arthit sonrió coqueto. - Parecía ser un buen sueño – levantó las cejas un par de veces.

- Nada en particular – se sonrojó.

- No seas tímido, Kong, pensé que tendríamos algo de tiempo para uno rápido – Arthit cogió la mano del menor y la puso en su entrepierna.

Kong la apartó rápidamente en un acto reflejo. Aunque ya habían tenido sexo, Kong no se había olvidado de ese día en que Arthit había usado su mano para masturbarse sin que él tuviera ganas. Sabía que no podía reprochárselo, estaba dormido y no era consciente, por eso no quería decirle ni montar un drama por ello.

- No tengo ganas – dijo Kong de repente serio.

- ¿Qué? ¿Qué quieres decir con eso? Es la primera vez que me rechazas así.

Kong se levantó de la cama y se dirigió al baño. Arthit le paró a medio camino y le tiró a la cama. No le soltó la muñeca.

- Thit, déjame, quiero darme una ducha.

El arte del ex ladrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora