Capítulo 7

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Kong llegó al edificio acompañado de Win. Entraron los dos riendo, Kong cargado con las cuatro bolsas y Win tirando del cochecito. Cuando entraron, saludaron a Khalan. Khalan les saludó y Kong se paró.

- ¿P', te importaría subir el cuadro? Llegó un poco cargado – Kong subió las bolsas y sonrió.

- Claro que no, deme un momento señor, voy a buscarlo.

- Perfecto, iremos llamando al ascensor.

Win acercó el cochecito al ascensor y unos segundos después llegaron Kong y Khalan. Subieron los tres hombres y el bebé y en un momento llegaron al destino.

Kong abrió la puerta y se encontró la casa vacía. No había nadie. Pidió a Win que dejara al pequeño aparcado en el cochecito enfrente del televisor y sin que Kong le dijera nada, fue a subir las compras. Khalan dejó el cuadro encima de la mesa.

Cuando los dos hombres se fueron, Kong puso una película infantil para el pequeño mientras iba a la cocina. Guardó la comida mientras empezaba a cocinar un poco de arroz con pescado a la plancha y ensalada de papaya.

La puerta se abrió, dejando escuchar las voces de los amigos del mayor. Cuando entraron en el salón no pudieron evitar sonreír al ver a Lee sentado viendo la tele. El pequeño al escucharlos se giró y les sonrió.

Al ver tantas bolsas y cajas, los amigos fueron a la cocina. Encontraron a Kong atareado cocinando. Llevaba su delantal de flores y movía en el aire la cuchara de madera mientras se acercaba a la alacena para sacar los platos.

- Kong – el llamado se sobresaltó - ¿Te echamos una mano? – Bright preguntó apoyado en la puerta.

- ¿Todo eso compraste al bebé? – Tootha preguntó.

- Nos repartiremos costes – dijo Prem – dinos qué te costó todo y con gusto los repartiremos.

- Chicos, no hace falta. Pero agradecería que me ayudarais a montar la cuna y el parque. Luego ya montaré el pequeño armario y colocaré la ropa.

- Vamos para allá – dijo Bright saliendo de la cocina y entrando en el salón. Bajo la mirada de Lee, cogió la cuna y el parque desmontable y empezó a leer las instrucciones.

Todos se sentaron en el suelo y pusieron todas las piezas para montar. Cuando lo tenían casi por completo, hasta el armario, entró Arthit.

- ¿Qué es este desorden? – Arthit miró alrededor.

- Thit, bienvenido – Kong entró en el salón con los platos. Los dejó en la mesa y se acercó a Arthit para dejarle un beso en los labios.

- ¿Y todo esto? – Arthit volvió a preguntar señalando a su alrededor.

- Son cosas para el pequeño, ropa, pañales, trona, parque, cuna... Las necesitaba o ¿querías que durmiera con nosotros? – Kong le guiñó un ojo - ¡Ah! P'Khalan subió el cuadro. Luego a la tarde lo colgaré. ¿Te parece bien?

- Claro, en la habitación hay un espacio para él.

- ¡Por fin! Ven Lee – Bright cogió al pequeño y jugó a alzarlo en el aire. El bebé rió a carcajadas.

- Avísame cuando vayamos a comer - Arthit miró a Kong y salió del comedor.

- Thit espera – Kong le persiguió y le paró – esta tarde voy a llevar al bebé al pediatra, ¿quieres venir?

- Kong... no quiero involucrarme con él. Ya te lo dije.

- Está bien, no te preocupes. Sé que estás ocupado – Kong se giró y Arthit no vio la cara triste de Kong.

El arte del ex ladrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora