FEARLESS (Draco Malfoy)

Capítulo 5. Comenzando algo nuevo.

Vivía en mi propio mundo y nunca entendí que todo es posible cuando te arriesgas. Nunca creí en lo que no podía ver, nunca había abierto mi corazón a otras posibilidades, pero ahora algo cambió, nunca me sentí así y ahora, esta noche, podría ser el inicio de algo nuevo.

–¿Besarme?– sonreí de lado y enarqué una ceja, lo miré de manera desafiante.

–Sí, me gustas y mucho– dijo acercándose, yo retrocedí hasta que choqué con la pared, él me acorraló, pasó ambos brazos por encima de mis hombros y puso las palmas de sus manos contra la pared, lo tenía tan cerca, nuestros alientos chocaban, el suyo olía a menta, era delicioso, me mordí el labio –sólo no quiero que me rechaces otra vez– se acercó más y me miró directamente a los ojos, clavé los míos en los suyos y por primera vez noté lo profundos y hermosos que eran, me había hechizado completamente.

–No podría hacerlo– pronuncié esas palabras sin razonar lo que dije, sus labios formaron una sonrisa tímida y los juntó con los míos. Sus labios eran tan suaves, sabían tan bien y entonces lo sentí, sentí esa sensación en la boca del estómago, esa hermosa sensación, no podía creerlo, en verdad no podía creer lo que estaba haciendo. Agarré el cuello de su camisa y lo atraje hacia mí, él bajó sus manos a mi cintura y me apretó contra su cuerpo, pero mi razón se apoderó de mí e hizo que me alejara de él.

–No, no puedo...– dije negando con la cabeza.

–¿Qué dices?– me miró incrédulo.

–Esto es tonto, en verdad, por tres años no nos habíamos dirigido la palabra a menos que fuera para insultarnos, sigo sin entenderlo– dije recargándome en la pared y cubriéndome la cara.

–Pero ahora es diferente, tú me gustas, ya te lo dije– apartó mis manos y me miró.

–¿Qué pasará cuando entremos a Hogwarts?– pregunté –si tu casa se entera se burlarán de ti, ¿o estarías dispuesto a dejar tu reputación a un lado por estar conmigo?– lo miré esperanzada pero no respondió y evadió mi mirada–eso pensé– dije un poco desanimada y decepcionada –mira, Draco, olvidemos esto, yo seguiré siendo la rata de biblioteca y tú el engreído que me insulta–

–No quiero eso, pero...–

–Pero tu reputación te importa más, ¿no es así?– suspiré –yo no quiero esto...–

–¿Qué es lo que quieres?– preguntó y soltó un suspiro –te digo que me gustas, nos besamos y luego te apartas de mí–

–Tú también me gustas– confesé encogiéndome de hombros.

–¿Entonces?– me miró –podríamos...–

–¡No!– contesté de prisa –no podríamos, tú me has dejado claro que te importa más tu reputación, no la sacrificarías por mí–

–¿Y tú? ¿Te importaría que te vieran conmigo? Tú, Annia Lancaster, la chica inteligente que una vez me dijo "pobre de la que sea tu novia o se case contigo"–

–Eso fue hace mucho–

–Fue el año pasado– me corrigió.

–¡Después de que me tiraste al lago!– le recordé –además a mí no me importaría lo que los demás dijeran–

–Eso dices ahora, pero van a hablar de ti y de mí, dirán cosas malas y...–

–¿Qué importa?– le dije, y entonces me di cuenta de algo, en realidad no me importaría que me vieran con Draco, me di cuenta de lo nerviosa que me ponía, estaba temblando, sentía mi corazón tan acelerado, pero creía que era por el miedo de que me hiciera algo, no era que todos los días me insultara o molestara, pero si tenía la oportunidad lo hacía. Había días que pasaba de largo y no me hacía nada, pero ahora me daba cuenta de que esa sensación no era de miedo. Recuerdo cuando lo vi por primera vez, fue tan arrogante pero hubo algo en él que me llamó la atención, ahora lo entendía, ahora me daba cuenta de que me había enamorado de Draco, pero mi orgullo me impedía admitirlo y era muy distraída como para darme cuenta, eso me recordaba a mi novela favorita, Orgullo y Prejuicio, sólo que él no era Darcy y yo no era Lizzy, y tampoco va a dejar todo por estar con la rata de biblioteca, la tonta niña de Ravenclaw. Me di cuenta de que me había quedado sumergida en mis pensamientos y él me estaba mirando, lo miré y suspiré –en verdad a mí no me importaría lo que vayan a decir, pero a ti sí te importa y no creo que haya algo en el mundo que te haga cambiar, por eso no podemos estar... juntos– dije la última palabra en un suspiro.