Es chistoso como alguna vez temía a los fantasmas y a los monstruos.
La oscuridad me daba pánico y dormía con la luz encendida.
Temía a las pesadillas sobre casas encantadas y lugares lúgubres.
Es gracioso porque lo que en realidad debía temer estaba frente a mis ojos todo el tiempo.
Conviviendo con migo.
Respirando mi aire.
Caminando en las calles que caminaba.
Porque, a quien en realidad debía temer era a las personas.
Por que son seres malvados.
Destruyen.
Dañan.
Crean pero luego olvidan.
Le temo a los humanos, porque son capaces de romper vidas enteras.
De romper un corazón.
De romper un alma.
Temo a los humanos porque son capaces de acabar con todo a su paso.
Acaban a los demás.
Acaban con su propio hogar.
Acaban con su propio cuerpo.
Temí, entonces a los humanos, pero recordé que también yo era uno.
Que también yo dañaba y me dañaba.
Que también hería y me hería.Los monstruos están en nuestro interior.
Los fantasmas en nuestra mente.
Los cementerios en nuestros corazones.
Las pesadillas son nuestra existencia.
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Esto no es un libro.
RandomExisten libros de todo tipo, pero este no es un libro ni una historia. Esta soy yo, en palabras.