Esto no es un libro.

Ficciones y fotografías.

Estoy harta de los cuentos y de tantas ficciones.

Me cansé de las lejanas fotografías y de las distantes pinturas.

No quiero nada de eso, nunca más.

No quiero leer una sola historia con un final feliz nunca más.
Porque me la paso soñando despierta con que algún día abro mis ojos una mañana de otoño y mi vida ahora es la de una heroína de cabello azabache, llena de aventuras, llena de dramas y con un romántico final.

Tampoco quiero leer o pintar de nuevo esos paisajes de altas montañas en inviernos permanentes o verdes praderas cubiertas de flores amarillas.

Quiero sentir el sol en mi piel mientras admiro la belleza de este planeta, quiero escalar las montañas cubiertas de nieve y olvidar quién soy cuando llegue a la cima.

Y odio, detesto, leer sobre tus ojos verdes que parecen del color de los altos pinos de un tupido bosque.

Y jamás quiero verlos de nuevo en una fotografía junto con tus expresiones, con tu sonrisa o con tu cabello del color del chocolate.

Quiero que estés justo aquí, conmigo, ahora, para poder yo misma pasar las yemas de mis dedos por cada rincón de tu rostro y sentir que de verdad eres tú. Que eres real.

Tal vez solo quiero dejar de despertar todos los días para contemplar la blanca pared que tengo frente a mí, y desayunar los mismos huevos estrellados y que al mirarme al espejo ya deje de ver solo el reflejo de la misma persona que no es nadie, con círculos negros bajo los ojos cansados y una constelación de pecas por todas sus mejillas.