Esto no es un libro.

Mal, de nuevo.

Por un momento todo estuvo tan bien.
Por un momento me sentí feliz y llena de vida.
Por un momento sentí que el universo entero me llenaba, mi corazón latía con todas sus fuerzas, y galaxias enteras llenaban mis ojos de color y brillo.

Y me confié de los momentos.
Pensé que serían eternos.
Pero nada en nuestra existencia dura para siempre.

Desperté de nuevo pensando en decir adiós para siempre.
Me quedé dormida mientras tenía un nudo en la garganta, sollozaba en mi habitación y temblaba del frío, estaba asustada.

Me miré al espejo y vi una imagen despreciable. Y miré a las otras solo para preguntarme por qué no me veía como ellas.
De nuevo.

Me di cuenta que la razón por la cual no me querías era porque no hablo mucho y necesitaba dejar de comer mis dulces favoritos para lucir tan hermosa como ella, como la chica a la que mirabas todo el tiempo.
Supe que era la culpable de todo lo malo que pasaba a mi alrededor.

Volvieron los miedos.
La angustia.
Los ojos hinchados.
Las preguntas.
Entonces decidí dañarme más, porque mi interior ya estaba dañado.
Porque el dolor de afuera solo sería una pequeña fracción de lo que sentía por dentro.

Porque en serio lo intenté todo.
Y nada funciono.
Y lo malo volvió.
Y esta vez las pastillas no calmaron el dolor.