Film Out. "Suga"

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No todo siempre tiene que ser perfecto, solo quería que te quedaras tal y como eres 

***

La primavera entraba campante como la reina recién coronada de un concurso, todo era rosa y cubierto de vibrantes emociones. No había malos climas, ni malas situaciones que pudieran perturbar su majestuosidad. Ya de por si era una estación simbólica para algunos, pero este año parecía ser más que especial. Las personas sonreían alegres, había más razones para festejar que no, buenas oportunidades para invertir, todos parecían estar ganando algo de aquella época. Era un mes de disfrute y deleite, de situaciones hermosas.

"¿Sera hermoso cargar cajas como un burro?" que yo sepa nada de eso tenía algo de poético. Gruñí por lo bajo al levantar una caja llena de mis libros y dando cortos pasos hacia un pequeño camión que había alquilado. El sudor empapaba mi rostro, y la espalda me dolía como los mil demonios. Pero esa era la actividad más gratificante que tenía últimamente porque me mantenía por completo concentrada en algo en específico.

Coloqué otra caja más en la parte trasera del camioncito, y pasé mis brazos por mi rostro secando el sudor. Mire cuantas cajas llevaba y festeje aliviada que ya solo me quedaran dos cajas más por cargar, pronto llevaría todas estas cosas a la compañía de envíos. Y debía apurarme, ya que solo me quedaban tres días en Corea. Por lo menos ya las cosas primordiales de mi departamento estaban empacadas, y mis maletas ya estaban casi listas. ¿Qué más faltaba?

Mientras caminaba de nuevo a mi departamento una pareja paso a mi lado regalándose sendas sonrisas que solo evocaban ese sentimiento rosado y lleno de brillos que era el amor. Mi estomago se retorció y sin más entre cuanto antes al edificio. Ya recordaba lo que faltaba. El sueño de estar empacando cosas y subiéndolas al camión mientras escuchaba música y me divertía con mi novio, no había sido posible.

Trague en seco acomodando mi coleta mientras intentaba olvidarme de todo, pensar en blanco, que era algo en lo cual me había vuelto experta. Entre a mi departamento parándome por unos segundos en el marco de la puerta, verlo cada vez más vacío era algo que no dejaba de impactarme. Había sido mi hogar por cuatro años, el lugar donde muchas cosas habían ocurrido, y que ahora iba quedando más solo.

El final de este hogar había llegado hace dos meses, desapareciendo lo hermoso y dándole paso a la perdida. En cada pequeño rincón una historia se desvanecía en pedazos.

Escuché la voz de Yoongi diciendo mi nombre.

Mi corazón dio un vuelco, me giré a ver si en la entrada estaba él de pie como antes, pero no había nadie. Estos anhelos que se convierten a veces en pequeñas alucinaciones no me agradaban; eran como un trago de ajo mezclado con limón. No obstante, tenía que estar agradecida porque ya dejaban de ser tan recurrentes y más dolorosos como en el mes pasado. Ahora solo eran flechas que se encajaban en un cuerpo sin dolor.

Aunque suene exageración, el dolor más grande ya había sido dos meses cuando Yoongi lanzo aquella primera flecha.

Era cierto cuando dicen que no era la bala lo que dolía, sino quien disparaba. Antes me costaba creer eso, pensaba que todo era dramatismo creado por paginas como Tumblr y aquellos perfiles en redes sociales dedicados a frases de desamor. Y pues, ahora me daba cuenta que no era precisamente mentira. Era una dolorosa realidad. El desamor es algo difícil, y que te rompan el corazón estando enamorado es como si te arrancaran el corazón de un tirón.

Di unos pasos hacia la pequeña salita en donde solían estar las estanterías con fotos de Yoongi y yo, que ahora se encontraban en una bolsa negra a la espera que yo supiera que hacer con ellas. Aun no sabía qué hacer. Me senté en el piso detallando todo sumida en un completo silencio. Ni siquiera podía decir que estaba respirando, o que latía mi corazón. De nuevo volvía a caer en un trance meditativo, un nombre elegante para esos momentos de melancolía absurda que te abordaban sin pudor y te dejaban como una persona muerta.

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