BTS Imaginas

Magic Shop. "J-Hope"

Florezco como una rosa, aleteo como una flor de cerezo, que cae como una mañana gloriosa, como ese hermoso momento

***

Las correas de mi bolso me lastimaban, me dolía la espalda y sentía como si no tuviera un alma que pudiera darle sentido a la existencia de mi cuerpo; sin importar nada de eso salí como un rayo por la puerta trasera. Bajé las escaleras casi saltándolas, y me encontré con un patio poco iluminado y con muchos arbustos y plantas decorando el lugar. Me quedé de pie unos segundos mirando hacia el frente hasta que cerré mis ojos con fuerza y de nuevo emprendí mi paso.

Los latidos de mi corazón se hacían pesados, podía sentir el pulso retumbar en mis orejas y la amarga sensación de un nudo en la garganta, mientras al fondo la música y las risas que habían dentro de la casa mitigaban el silencio que había en la calle. Tragué saliva cuando ya estuve frente a los autos estacionados afuera de la casa por la cual había salido. Un grito de felicidad se escuchó, y yo me quede ahí, completamente estática escuchando muchas risas.

Levemente, miré de reojo para ver si lograba ver que ocurría allí dentro, pero antes de que siguiera causándome más daño, emprendí mi camino calle abajo. Bordeé algunos autos estacionados en la calle, y bajo la luna de febrero y el frió viento de finales del invierno, apreté mis puños queriendo gritar y dejarme caer en el piso por el gran dolor que sentía en mi pecho; no obstante, no podía dejarme vencer por lo inevitable, sino seguir adelante.

—Derramare lágrimas cuando sea necesario, por ahora, solo queda la fortaleza de la soledad— susurré soltando un hilo de vapor por el frió que había en la ciudad, mientras miraba hacia las estrellas.

Solo ellas sabrán cuanto dolor hay, solo ellas sabrán cuanto silencio vendrá, pero yo solo soy la única que sabre cuanto he de luchar.

Suspiré largamente y desconecté mi mirada del cielo, volviendo a la realidad, la cual la parte más cobarde de mi quería evitar, sin embargo, ella me hacía quien era, y me mostraba que tan valiosa podría ser. No podría ser la persona más importante del mundo, o la más hermosa, pero si era alguien especial, bueno, eso somos todos para las personas adecuadas, es decir, para aquellos que nos ven como una de las estrellas importantes en su firmamento.

Paré en seco, mis latidos se apresuraron mientras recordaba de repente algo importante. Nerviosa, tomé mi bolso y lo abrí buscando entre todas las cosas que había llevado a aquella que había reservado con sumo cuidado y que, al final, me había hecho determinar cuan insignificante era alrededor de muchas otras que habían. Estuve unos segundos así, hurgando debajo de la luz de un poste de luz, hasta que me di por vencida; la había olvidado.

—Esto no me puede estar pasando— la irritabilidad había invadido mi sistema de inmediato, así que, ya me podían ver tapando mis ojos con una parte de mi brazo izquierdo, y dejando que mi cuerpo se recostara de la fría pared garabateada junto a mí.

Era extremadamente frustrante dejar algo que sabía muy bien que solo había sido importante para mí, y como así lo era, tenía la completa libertad de tomarlo y llevarlo de vuelta a mi casa. Sería la única que disfrutaría de ese regalo. Si, claro, es molesto planear algo y que después de todo hubiera sido trabajo y tiempo desperdiciados, pero que más daba, ya solo me quedaba volver a recuperarlo y continuar con mi vida; había hecho lo que quería y no era mi culpa que no lo apreciaran. No obstante, por tonta yo, tuve que olvidar el regalo cuando los sentimientos negativos se apoderaron de mi mente, provocando que no pudiera seguir un tiempo más en esa casa. Me sentía fuera de lugar, o, mejor dicho, me sentía sola.

—Igual ya no hay vuelta atrás, estaré loca si pienso volver a esa casa— luego de unos segundos sin pensar nada y dejando que mi mente se relajara, la solución llego de manera tan simple y repentina que agradecí ese pequeño momento.