5: Arte

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CAPÍTULO CINCO.

15 de abril.

—Estoy por empezar un curso de pintura. Bueno, en realidad es una facultad de artes... —le conté a Daysi mientras miraba al cielo.

Estaba acostada boca arriba. Era medianamente temprano, pero las estrellas ya se dejaban ver poco a poco entre las nubes.

—Mamá insistió —me encogí de hombros y sonreí débilmente—. Dice que soy muy buena, y que pintar es como una terapia también. Tiene razón.

Suspiré al no recibir respuesta. Extrañaba mucho a mi mejor amiga. Extrañaba mucho su sonrisa, sus bromas, sus abrazos. Sus cargadas cuando un chico me gustaba, cuando sabía que miraba a alguien con otros ojos.

De pronto recordé a Rafa y tuve ganas de llorar. Al menos con él podíamos hablar de Daysi, porque teníamos muchísimos recuerdos en común... Pero ya no estaba, ya no quería verme y lo más probable es que no lo vería más. Y era por mi culpa.

—Quisiera saber al menos si está bien —murmuré, con la vista perdida en el césped pero con la cabeza en el castaño—. Al principio me alejé porque dolía mucho ver a esa persona que amabas con toda tu alma... Dolía verlo tan triste, tan apagado y perdido. Ya no es Rafa. Desde el velorio que noté que ya no es Rafa. Y lo más seguro es que no volverá a ser el mismo jamás.

Suspiré.

—Pero por alguna razón creo que compartir el dolor con él lo haría un poco más sencillo de llevar. Menos pesado para los dos.

Tragué saliva y me eché el pelo hacia atrás. En ese momento me pregunté lo mismo que Rafa pero con esta situación: ¿qué hubiera pasado si yo no me hubiera puesto el vestido de Daysi aquel día? Lo más probable es que él ahora estaría aquí, al mi lado mientras toca las canciones favoritas de Daysi.

Dear DaysiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora