19: Canción

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CAPÍTULO DIECINUEVE.

4 de Mayo.

—¿Querés algo de tomar? —le pregunto a Diego mientras se acomoda en el sillón de la sala de estar.

—Agua está bien.

—Estás tímido hoy, eh... —me burlo para suavizar el ambiente... porque yo también estoy bastante nerviosa, no sé por qué.

—Bueno... no todos los días estoy en la casa de mi amor imposible.

Inevitablemente termino sonrojada. Obvio que Diego no iba a poder dejar pasar la oportunidad de decir algo como eso. De lo contrario, no sería Diego.

—Muy gracioso —le digo, sin saber qué otra cosa decirle al respecto—. ¿Sabés que podemos cenar? Hace días tengo ganas de comida china...

—Nunca probé comida china.

—Hoy va a ser el día entonces.

El pelinegro ser ríe, pero asiente con la cabeza de acuerdo. Debatimos alrededor de quince minutos viendo en la aplicación, sobre qué pedir. Yo termino pidiendo por los dos ya que él es súper indeciso sobre algo que no tiene idea de cómo sabe. Pido dos porciones de ramen y dumplings que vienen con salsas.

Tienen tardanza de una hora así que aprovechamos para empezar con la canción que tiene que componer. Yo no tengo ni idea de por dónde empezar así que no digo nada. Él comienza con algunos acordes suaves y lentos...

—¿Alguna idea sobre la letra? —pregunto.

Diego me mira mientras murmura cosas que no llego a escuchar. Debe ser la letra de la canción que se imagina mientras sigue tocando.

Sus ojos puestos de una manera tan intensa sobre la míos me desesperan.

—Algo —admite, sin dejar de mirarme—. Creo que se me facilita un poco más si es en inglés. Me gusta mucho el inglés.

—¿En serio?

Diego asiente.

Busco cualquier cosa con la mirada para poder deshacerme de la suya, pero no hay caso. Empiezo a pensar que fue mala idea traer a Diego a casa porque no quiero que él piense que puede pasar algo entre nosotros... Pero mi propio pensamiento es interrumpido por mí misma cuando me pregunto vagamente... ¿por qué no podría pasar algo entre nosotros?

No puedo amar a una persona que no conozco, obviamente.

Pero yo a Diego lo quiero, porque todavía nos estamos conociendo.

—Creo que puedo ayudar de verdad con eso de la inspiración. —susurro, entre tímida e indecisa.

—¿Sí? ¿Cómo? —Diego pregunta, sin siquiera esperarse lo que hago a continuación.

Me deshago del espacio que hay entre nosotros y poso mi boca sobre la suya con decisión justo en el último momento.

Diego deja la guitarra a un lado y me separa un segundo de él para poder mirarme a los ojos nuevamente. Noto la intensidad que quiere transmitirme. Me toma de ambos costados de mi rostro y vuelve a besarme. Lento, con suavidad y sin apuro. Yo me dejo llevar entre sus brazos, que me rodean de repente por la cintura. Saboreo sus labios, siento su respiración caliente contra la mía y con una mano me atrevo a acariciar su mejilla. Su piel es suave y el rastro de barba hace picar mis dedos.

Cuando nos separamos, después de algunos muchos segundos, trago saliva sin saber qué decir.

—Creo que estoy a punto de escribir la mejor canción del mundo...

Dear DaysiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora