XVIII

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Aturdido. Así es como Yunho se sentía.

Miles de voces diferentes en su cabeza, todas diciéndole cosas distintas y él sin poder hacer nada más que escucharlas. Se había convertido en una marioneta de su propia mente y de sus sentimientos, él sin tener siquiera la fuerza para rebelarse.

Sentía que estaba ahogándose, desesperado por un poco de aire, por que alguien sostenga su mano y lo saque de allí. Sin embargo, parecía que era lo que merecía vivir, pues él mismo se quedaba en esa miseria.

Debería estar feliz, contento de que seguía estando junto a la persona que decía amar con locura. Pero había algo dentro suyo que era tan amargo que no lo dejaba disfrutar. Mingi seguía a su lado, sin importarle que lo haya engañado, eso debería darle alegría  pero era todo lo contrario.

Hacía una semana desde su reconciliación y podía decir que su novio se comportaba tan atento, dulce y amoroso que no parecía haber pasado nada. Yunho podía ver en sus ojos ese mismo amor con el que solía mirarlo, esa adoración que tantas veces lo hizo sentir especial seguía allí. Sin embargo, Yunho seguía tenso.

Tal vez se trataba de que temía que Mingi solo se esté comportando así porque eran los primeros días juntos después de su alejamiento. Puede que el chico solo lo esté manipulado para que crea que había cambiado pero, en realidad, seguía siendo el mismo. Era bastante rebuscado pero Yunho ya no podía pensar con claridad ¿Cómo es que lo había perdonado tan fácil cuando se ponía celoso de cualquiera? Yunho no se olvidaba de la escena de celos que le hizo por pensar que coqueteaba con Jongho, quien era su mejor amigo ¿Cómo pudo perdonarlo tan fácilmente por besar a otro chico?

Tampoco podía dejar pasar el hecho de que había accedido a que Mingi tenga las riendas de la relación, siendo lo que más ansiedad le daba.  Parecía haber firmado algún pacto que lo dejaba a la deriva, al merced del otro. En ese momento, Yunho actuó en base a la desesperación e inseguridad, pero con el paso del tiempo se dio cuenta que tal vez había cometido un grave error.

Dejar que Mingi sea el que mande en la relación, era prácticamente estar en sus manos demandantes y posesivas, sin márgen para que pueda tomar sus propias decisiones o sin poder dar ningún paso sin que el otro lo supiera. Había entregado su libertad.

Mingi había sido claro en ese punto. Quería saber todos sus movimientos, con quien se juntaba, qué estaba haciendo y por nada en el mundo podía andar solo en la noche, debía estar en su casa antes de que él salga de trabajar.

Yunho había tomado esas reglas con la misma seriedad que se tomaba la de sus padres, tal vez un poco más en serio. Y, por una semana las cumplió a rajatabla dejando su vida de lado.

Si lo pensaba, era bastante normal que se sienta descolocado y adormecido, pues se había convertido en un fantasma de lo que alguna vez fue, solo para seguir las reglas de su novio, para satisfacer sus deseos ¿Cuánto más iba a poder soportar?

Yunho era una persona que necesitaba salir, despejarse, pasarla bien. Esa era su fuente de distracción, donde dejaba todas sus frustraciones y problemas, donde se podía distender. Su cuerpo le pedía un poco de relajación, del éxtasis que sentía cada vez que bailaba sin parar al compás de la música en algún baile o del alcohol recorrer su garganta con furia, todo eso era el mundo de Yunho.

Sabía que todo esto era por culpa de sus vicios, si no hubiera tomado no estaría en el embrollo que estaba metido, pero era lo único que podía sacarlo de la infelicidad en la que vivía constantemente.

Addicted (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora