XXXI

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Mingi se encontraba en su trabajo, sentado detrás de la caja mientras miraba por la ventana a la lluvia caer. Era uno de esos días en los que hay poca gente caminando con sus paraguas y mucho tráfico, haciendo que se escuchen bocinas a cada rato.

No es que le interesaba ver como el mundo seguía su rumbo en un día tan lluvioso como ése, sino que estaba tan absorto en sus pensamientos que su mirada se había posado en algún punto de la ciudad con cara monótona.

Tenía su cabeza apoyada en su mano y, con la otra, chocaba sus dedos en el mueble de madera que tenía delante. Parecía estar aburrido, y puede que un poco lo esté ya que nadie había entrado desde que abrió. Sin embargo, en su mente solo pensaba en Yunho.

Si era sincero consigo mismo, tenía que admitir que no se arrepentía ni un poco de besarlo. Esos labios que siempre fueron tan sedosos y dispuesto a corresponderlo, eran una tentación no muy fácil de resistirse. Sin embargo, bien sabía que había caído en la trampa del otro.

Había logrado que Yunho demuestre su punto de vista, que se salga con la suya. Si pensaba en eso, sí se arrepentía.

Se supone que el había terminado con el chico por su bien y para poder enfocarse en sus problemas, pero todo lo que estaba haciendo hasta el momento era seguir el juego de Yunho, tal cual él lo quería. Tendría que ignorar todas esas provocaciones y centrarse en lo importante, mejorar antes de que pueda cometer una locura, no obstante, no podía consigo mismo. Su parte controladora seguía estando allí, no soportando la idea de que Yunho pueda salir con Keonhee.

No había forma que pueda aceptar semejante traición, porque para Mingi lo era, una muy dolorosa y sucia.

Yunho sabía muy bien que Keonhee sentía cosas por él, que el chico solo buscaba tener algo formal y formar una relación que dure muchos años. Aún así, nada parecía detenerlo, ni siquiera saber que estaba usando a ese chico solo porque a Mingi lo iba a lastimar.

Y tenía razón. Que salga con Keonhee era lo peor que a Mingi le podía pasar, puesto que era la única persona que podría alejarlo de él.

Keonhee tenía todo para poder enamorar a Yunho y hacer que se olvide de él. Y ahí Mingi ya no tendría nada más por lo que seguir.

No podía perder a Yunho de forma definitiva, eso no era lo que había planeado.

El había imaginado que Yunho iba a comprenderlo y lo iba a apoyar. Solo habrían sido un par de meses para que Mingi pueda poner todo en orden y ,así poder amar al otro de la forma que se lo merecía. Sin embargo, parecía que había embarrado más su relación, volviendo loco a Yunho y entregándolo a los brazos de Keonhee.

Todo estaba saliendo mal.

Suspiró con pesar, sin saber hacia donde moverse, cuando la pequeña campana sonó avisando que alguien había entrado.

Mingi se sentó recto, mirando con atención a un chico que entraba con lentitud mientras cerraba su paraguas chorreando agua. Refunfuñó viendo el piso que él habia limpiado hace una hora atrás ensuciarse, pero trató de portarse de forma cordial, ya que podría ser un potencial cliente.

_ Hola, buenas tardes ¿En qué te puedo ayudar?_

El chico lo miró con curiosidad.

_ ¿Mingi?_ Preguntó dudoso.

Mingi prestó atención al chico, extrañado de que sepa su nombre.

_ Si, soy yo_ Respondió descolocado.

Lo miró con atención, queriendo saber si era alguien conocido.

Se trataba de un chico mucho más bajo que él, pelo rubio peinado para los costados y su vestimenta era peculiar, tanto que parecía ser algún modelo o algo relacionado con la moda. Definitivamente, no lo conocía.

Addicted (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora