XX

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Jongho caminaba con prisa por las calles casi desierta de ese vecindario lujoso y extravagante.

No pudo evitar mirar alguna casas que pasaba con asombro, preguntándose quién podía necesitar tanto espacio para vivir.

Siempre pensó que mientras se tenga lo necesario, era lo suficiente como para vivir cómoda y tranquilamente. Al parecer, esa gente que vivía en la parte más adinerada de Seúl, no pensaba lo mismo.

La noche estaba en su auge, con el cielo un poco nublado y un leve viento que más de una vez hizo que Jongho sienta escalofríos. En algunas casas se escuchaba música fuerte, como si hubiera fiestas, algo que le hizo recordar esa que su amigo había hecho por su cumpleaños pero que por cuestiones más importante no había podido ir.

Era imposible que pueda ir cuando sentía que el mundo de su mejor amigo se estaba poniendo cada vez más oscuro.

Tal vez no era la persona que debería estar preocupándose por Mingi, pero sabia que en esa ciudad llena de gente era la única que su amigo tenía.

Mingi era como su hermano, uno que debía cuidar, que tenía que proteger. Siempre supo eso, desde la primera vez que se hablaron tomó ese rol haciendo que Mingi encuentre en él un escape y contención.

Jongho sabía todo de Mingi, hasta había presenciado algunas cosas. Por esa razón era que nunca le había soltado la mano y siempre estaba a su lado para ser su voz más sensata.

Sin embargo, todo tenía un límite.

El saber que mantenía a Yunho dentro de su casa como si fuera un prisionero, con la excusa de que hicieron un trato, había sido suficiente.

En ese momento, sintió que todo ese tiempo estuvo apoyando una relación que desde el principio estuvo destinada a ser enfermiza.

¿Cómo podría ser de otra forma cuando Mingi no estaba bien? ¿Cómo pudo creer que Yunho iba a poder ayudarlo?

Estaba a la vista que los dos juntos solo se estaban destruyendo sin darse cuenta.

Se sentía un estúpido por pensar que todo saldría bien, por sentirse feliz de que Mingi había encontrado a alguien que le haría y así poder sanar todas sus heridas.

La verdad era que nadie más que él mismo podía salvarse, Yunho no podía hacerlo. El chico solo estaba sufriendo las consecuencias de meterse con alguien que está quebrado.

Jongho no pudo evitar sentirse un poco culpable por todo. Tal vez sí hubiera estado más alerta desde el principio, podría haber hecho algo para no llegar a un punto tan preocupante.

Lo cierto era que estaba desconcertado, sin saber qué hacer y hacia dónde ir. Debía hacer algo para arreglar las cosas antes que sea tarde, debía salvar a Yunho de lo que Mingi podría llegar a hacer, porque estaba seguro que con el transcurso del tiempo, su amigo se terminaría por cegar y por nada en el mundo quería ver qué iba suceder en ese momento.

Jongho no dejaría que Mingi termine como su padre, completamente roto y cometiendo una locura.

Por esa razón, era que caminaba por esas calles para encontrarse con los amigos de Yunho, quienes sabía que lo estaban esperando.

Addicted (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora