❝ You were my life
But life is far away from fair. ❞
Donde James Barnes es atormentado por los estragos de su pasado.
o
Donde Audrey D'Angelo no sabe lo que hizo para que James la alejara.
A MCU fanfiction
TFATWS - ?
[Bucky B. x Female Oc!]
Mudbloo...
┌─────────────────┐ capítulo cinco └─────────────────┘
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Fort Meade, Maryland
—¡Eres increíble, Sturguess!—Audrey irrumpió en la oficina de su jefe, el director de la Agencia de Seguridad Nacional, el General Randall Sturguess.
—Gracias por hacérmelo saber, agente D'Angelo.—respondió sarcástico y poco sorprendido por la abrupta llegada de la joven—Mandaré a grabarlo en una placa.
—¡Lo lamento, Director Sturguess!—la secretaria de media edad se apresuró a decir, totalmente apenada—Le dije que no estaba por ahora disponible.
—Está bien, Greta.—el hombre le restó importancia—Yo me encargó.—con un ademán con la mano hizo que la mujer se retirara—¿Y bien?—sentado detrás de su escritorio, miró a Audrey, plantada en medio de su para nada pequeña oficina—¿Qué tal Italia?
—Sabes porque estoy aquí.—espetó, sin energías para seguirle el juego a su superior.
—Claro que lo se.—respondió arrogante desde su asiento—Pero tenía la esperanza de lidiar con ello hasta que terminaran tus vacaciones.
—¿Así que por eso me obligaste a tomar vacaciones?—se posicionó frente al hombre de elegante traje, recargando sus puños sobre el escritorio que los separaba—¿Para poder darle el escudo a tu mono disfrazado?
—Su nombre es John Walker, por cierto.—informó —No tengo tiempo para esto ahora, Audrey.—chasqueó Sturguess, guardando algunos documentos y sobres sellados en su maletín y colocándose de pie—Ahora mismo tengo que reunirme con el Secretario de Defensa en El Pentágono. Pero podemos discutirlo cuando tú periodo vacacional haya terminado.—sonrió descarado a la agente—Ten un buen día.—dijo y se dispuso a salir de su oficina.
—Este no era el trato cuando le dije que Wilson entregaría el escudo.—siguió al hombre fuera de su oficina.
—Debes ser la única persona a la que no le sientan bien las vacaciones.—resopló el General, con Audrey pisándole los talones mientras se dirigía hacia la salida del complejo.
—El escudo debía permanecer en la exposición,—le recordó—no en manos del primer rubio con aires de grandeza que encontrarán.
—¿De verdad crees que ese escudo pertenecía a un museo?—inquirió Sturguess, sin detener su paso por el brillante piso pulido de la recepción principal, donde empleados de todas las categorías iban y venían de un lado al otro—Se que no.
