Daré Hasta El Alma Por Ti (JinTae) TERMINADA

Seokjin

Narra Seokjin

“Maldito susto de muerte”, la tarde que me quedé solo con el maestro Min y vi sus ojos grises y sus garras como de gato, siempre me detesto y creo que tenía razón porque obvio, yo era tan guapo y el tan viejo y corriente”

Me descubrí siendo cada vez más vanidoso y de nuevo mis pensamientos regresaron a la idea que no me dejaba dormir. Cuando encajó sus filosas uñas en mi cabeza y todo se volvió negro, fue como estar fuera de mi cuerpo pero dentro de mi cabeza… si, no tiene sentido ¡carajo! pero lo ví, el estaba ahí, no puedo explicarlo pero era él, sus largos cabellos, sus delgados  dedos y esa manía de usar los zapatos pisados, muy delgada y era una chica, pero era él. Al principio no entendía lo que veía pero sus sonrisa franca y dulce me convencieron, era como ver un drama de época pero por muy imposible que sonará mi pequeño "V" era esa chica.

Entendí porque siempre lo quise mucho y a  veces era demasiado fuerte mi amor por él, tan grande que no parecía normal, después del beso no sabía cómo reaccionar y estuve asustado de mis emociones hasta ese día que al abrazarlo en esa visión, algo me quedo claro.

Teníamos que estar juntos, era nuestro destino, no me interesaba el “como” y me comprendí a mi mismo deseándolo entonces para mí suerte esa creatura simplona llamada Jungkook apareció en el momento perfecto, con sus tontas explicaciones entendí que ame a mi mejor amigo durante siglos y por mi maestro Min acabada de dejar de ser un “no creyente”, aunque era bastante raro pensándolo bien. No lo volví a ver desde esa ocasión, todo estaba muy  enredado.

Requiere una extensa explicación pero seré muy breve para no confundirlos. Una tarde desperté en el techo de una iglesia con jaqueca, algo extraño sucedía y no recordaba bien como llegué allí, pero imagine que era una casualidad y baje dirigiéndome a mi casa, cuando llegue, mire a mamá como si nuca antes la hubiera visto antes sintiendo unas ganas enormes de ser pequeño y que me leyera un cuento en las noches, como cuando éramos ella y yo contra la pobreza y el mundo. Era como si me hubieran reiniciado, podía dormir y descansar ya que no sabía porque ni como, pero tenía claro que llevaba meses sin poder hacerlo, aunque no recordaba la razón.

Al parecer todo era normal de nuevo, el problema se había ido hasta que una noche llegando de un paseo mire a “V”… parado junto a mamá y no pude reaccionar más que como una cabeza hueca que está reconociendo una verdad.

“Mi corazón explotara” me  dije y camine torpe evitando que mi amigo diera cuenta o peor, se quisiera  quedar a dormir, no sabría que hacer con esa sensación que no había tenido antes, así que lo despedí en su casa de la manera más cortes disimulando.

“No pienses mal de mi, eres mi hermano, mi Hyung, jamás cambiaré tu amistad por nada en el mundo” dije estúpidamente.

¡Imbécil! ¡Mil veces imbécil! Esa frase es la peor manera de mandar a la friend zone a alguien y ahora tal vez nunca tendría oportunidad… pero ¿De que? Realmente “ V” era solo mi amigo.

“Estoy loco” me dije y trate de seguir disimulando cada día  hasta que un día el odioso de mi maestro Min Yoongi me dio el susto de mi vida tomándome por sorpresa, una tarde, encerrandome en el salon, se volvió una asquerosa y rara creatura aplastando mi cabeza y haciéndome sangrar hasta desmayarme, justo mientras estaba inconsciente la soñé, era una mujer de largos cabellos castaños y una sonrisa blanca con forma simétrica, yo la sostenía entre mis brazos y sentí una calidez increíble, la escuché reír, sentí la piel del su rostro con mi mano, era una felicidad que me llenaba por completo y cuando me miró era el rostro de mi mejor amigo de la infancia, inconfundible, hermoso, real.

Cuando abrí los ojos una creatura un poco menos aterradora con cuernos más pequeños y una ridícula nariz enorme como de conejo me sonrió, estábamos solos en el aula y al tocarme la frente sentí la sangre escurrir, nunca había sido un cobarde pero era como si mi mente tuviera comportamientos que no eran míos y me levanté retrocediendo tratando de abrir la puerta.