02: 𝐌𝐲 𝐎𝐡 𝐌𝐲

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Soundtrack:

My Oh My - Camila Cabello

"I swear on my life that I've been a good girl (oh). Tonight, I don't wanna be he"


—Harry.

La sonrisa del desconocido se mantiene en su rostro incluso cuando Harry demuestra la turbación que le causa no entender el asunto. Cientos de preguntas bombardean su cabeza sin siquiera poder sujetar una, todas cayendo en desorden mientras intenta comprender lo que está sucediendo.

Quizás el muchacho es otro de sus admiradores por las carreras de autos, aunque jamás nadie se ha mostrado tan alegre y complacido de su simple presencia.

El agobio lo hace querer alejarse del chico, ahora seguro de que nada malo le ha sucedido. Sin embargo, apenas se está moviendo cuando siente unos delicados dedos enredarse en su muñeca, impidiendo que se aparte. El tacto es cálido, causa una corriente de electricidad en su columna vertebral y un desconcierto en su mente que le impide reaccionar al instante.

—No me dejes.

La petición del extraño es una caricia para sus oídos, pero no lo entiende.

En otras circunstancias, Harry hubiese reído a carcajadas ante tal desesperada súplica. Sin embargo, no puede hacerlo. No sabe por qué. A lo mejor el dulce e inocente océano que alberga el contrario en sus ojos lo está hipnotizando. ¿Quién pensaría que podría apiadarse? No es misericordioso. Jamás sentiría compasión por los desahuciados, despreciando a todo individuo que muestre un poco de debilidad.

—No te conozco —finalmente expresa.

Quiere que su voz tenga matices seguros y dominantes, pero en cambio sólo abandona su boca con un bajo susurro. El muchacho ríe. Un suave sonido que hace vibrar sus manos y acelerar su corazón.

—No me dejes, Harry —repite, acomodándose entre sus brazos mientras sus ojos se cierran con pereza—. No puedes abandonarme.

¿Desde cuándo permite tanta arrogancia dirigida a su persona? Además, ¿órdenes? ¿Está recibiendo instrucciones del joven anónimo? La idea de haber muerto en el accidente es tentadora. Otra posibilidad es que se quedó dormido antes de la carrera y estuviera soñando algo particularmente extraño. Parpadea. Levanta la mirada hacia el cielo, comprobando el estado de las estrellas. Todo luce aparentemente normal, pero los sueños son engañosos.

A pesar de lo que ocurre en ese momento, no puede quedarse ahí. Hay una carrera que todavía lo espera. Una multitud de personas que necesitan gritar en su honor. Continúa esperando que el auto de Gregory cruce su camino, consciente de que es el único permitido para la ruta de la competencia.

Sin importar su personalidad de buen samaritano, no está en condiciones de renunciar a todo lo que le corresponde porque un muchacho de bonita sonrisa y cautivantes ojos azules se estrelló contra su vehículo. Definitivamente Harry no se hará responsable de otra vida que no sea la propia.

Atrapado en ese pensamiento, pasan unos segundos antes de percatarse del sonido de su móvil. Bufando, realiza maniobras para sacarlo de su bolsillo sin mover al sujeto. Es un mensaje que parpadea en su pantalla. Reconoce el número a pesar de no tenerlo registrado en su memoria, así que desbloquea el aparato y pulsa sobre el cristal para abrirlo.

El texto le provoca una mueca, más confundido que nunca. La policía local de Londres nunca se mete en los asuntos del Inframundo, principalmente porque el rango máximo de autoridad está forrado de billetes hasta el culo gracias a la familia Styles, permitiendo que hagan sus operaciones sin intervenir.

The sacrifice. » l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora