The sacrifice. » l.s

11: 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐥𝐞𝐚𝐯𝐞

Dedicado a:

tamara_gn_

CaroStylinson18

Adriana_TS9128

Mafer_C7

magnoliopsidaa: ¡feliz próximo cumpleaños!

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Soundtrack:

Don't leave - Snakehips, MO.

"I may not ever get my sh*t together but ain't nobody going to love you better than me."

Han pasado dos semanas desde el suceso con los Redford. Ellos no han tenido noticias acerca de los movimientos por parte de la familia, lo que probablemente significaba una posible venganza. El silencio nunca es bueno en el mundo donde se mueven.

Harry ha tenido algunas reuniones importantes durante los últimos días.

Sale temprano, ataviado con elegantes trajes, distinguidos anillos adornando sus dedos y los rizos perfectamente acomodados en una pequeña coleta en el tope de su cabeza. Pasa horas en su oficina, a veces asiste a comidas o cenas con socios, revisa papeles, firma otros; se queja cada tanto con sus mejores amigos por medio de mensajes de texto y es que Harry realmente odia estar encadenado a un escritorio cuando los chicos pueden moverse a su antojo por todo Inglaterra.

Ese día está particularmente agotado.

No es tan tarde cuando llega a casa, agradeciendo que sus empleados le ayuden con la chaqueta y el maletín en mano, pero aun así parece que el sol desapareció hace años por el cansancio de todo su cuerpo.

—Llevenlo a mi habitación —ordena, haciendo referencia a sus cosas.

Asegurándose de que la instrucción sea atendida, Harry clava sus ojos en el personal mientras sus manos se ocupan de desabrochar ágilmente los botones de sus puños. Posteriormente, recoge hacia arriba las mangas, hasta que sus brazos están libres desde el codo hasta la muñeca y la fina brisa que recorre la mansión le acaricia la piel.

Finalmente, decide ir hacia las cocinas.

Los trabajadores de día, incluyendo los guardias, comienzan a marcharse en ese momento y Harry alcanza a despedirse de algunos cuantos. Recuerda vagamente el cuestionamiento de hace unos días acerca de por qué sus guardaespaldas desaparecen por la noche, cuando pueden estar más desprotegidos. Sin embargo, no ha podido hablar con su padre al respecto debido a que se halla en un viaje fuera del país.

Debe conformarse con sus suposiciones hasta verlo.

Sin percatarse del trayecto, llega a la zona deseada, sólo para contemplar una escena que lo divierte y desespera al mismo tiempo.

Louis está ahí, sentado en uno de los taburetes que dan hacia la mesada, con las cocineras revoloteando alrededor de él con sonrisas encantadoras y montones de comida. Su pequeño engendro no borra la adorable sonrisa de su rostro y Harry es capaz de escuchar cómo agradece en medio de risas tontas todo lo que hacen por él.

Pone los ojos en blanco, al parecer el personal de la mansión se ha enamorado del chiquillo. En realidad, no puede culparlos, Louis es demasiado cautivador con el batir de sus pestañas y las arruguitas adornando sus ojos. Sin embargo, se ha dado cuenta las últimas noches de lo consentido que lo tienen, a pesar de que Harry solicitó no lo hicieran porque no quiere un maldito altanero durmiendo en su habitación.