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Maggi





—No has estado muy habladora hoy— Señala Su y se coloca a mi lado mientras me ayudaa recoger mi mesa.

—Estoy un poco cansada —Digo en un tono neutro mientras tomo un platillo y una taza,apoyándolos en la bandeja.

Por más que lo intento, no consigo
evitar el temblor,doy media vuelta perdiendo el equilibrio y gran parte cae al suelo sin poder evitarlo.

Sin pensarlo comienzo a recogerlo, la puerta se abre y Su me avisa por lo bajo que se encarga ella del cliente que acaba de entrar.

Me siento idiota mientras sostengo los restos en una mano y con la otra saco mí franela para limpiar el café derramado.

Cruzo la puerta de vaivén como un huracán, avergonzada y me encuentro a Kai poniéndose el abrigo.

—¿Estás bien, Maggi? —me examina y toma la bandeja.

—Si.

Me dirijo a la gran pila de metal para lavarme las manos sudadas y entonces
el teléfono de la cafetería empieza a sonar desde la pared. Kai toma la iniciativa de contestar al llegar a la conclusión de que estoy decidida a frotarme las manos hasta que desaparezcan.

—Es para ti, Maggi.

—¿Para mí? —Me quedo tiesa.

—Es Hiro. Yo me largo.

Va a despedirme, lo sabía.

¿Qué voy a hacer ahora?

El resto del personal de la cocina se giran mirándome mientras me dirijo al teléfono.

Mis palmas vuelven a estar sudorosas, y mi corazón se está acelerando.

Odio esta sensación. Me hace sentir completamente fuera de control, y odio sentirme fuera de control.

Me seco las manos antes de tomar el teléfono

—¿Diga?

Maggi, cielo, ¿Estás libre esta noche? —pregunta Hiro.

Frunzo el ceño totalmente desconcertada.

¿Es que me llevara a cenar para despedirme?

Al menos me lo dirá con el estómago lleno.

¿Qué estoy diciendo?

—¿Sigues ahí?

—Si… si, lo siento. Me colgué… no a ti… a veces pienso… pensé que …

—¡Maggi! ¿Tienes o no algo que hacer en la noche?—repite.

—No...¿Por qué?

—Es que tengo un catering y me han dejado tirado. Anda, sé buena chica y échanos una mano.

Parte de mí está contenta de que no va a despedirme y que su llamada sea para pedir mi ayuda. Pero otra parte de mí quiere negarse y no hacer el ridículo en ese tipo de evento.

Pero no puedo negarme, si quiero conservar mi empleo.

—¿Cuál es el horario?

—¡Buena chica! De siete a doce de la noche. Nada complicado, cielo. Sólo
hay que pasearse por ahí con bandejas de canapés y copas de champán.

Uf ,si. Nada complicado. Si es que lo he hecho toda mi vida.

— Está bien.Tengo que ir al apartamento a ver cómo están mis tíos y a cambiarme. ¿Qué me pongo?

D A I M O N    | JJK LIBRO #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora