PENÚLTIMO CAPÍTULO

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Escucho su corazón latiendo calmadamente en mi mejilla. Siento su aliento emanar ligeramente contra la parte superior de mi cabello. Su cuerpo es tan cálido, casi caliente, mientras yazco envuelta entre sus brazos. Su aroma natural, es casi imperceptible pero reconfortante y me acerca más a él como una abeja al néctar.

No sé en qué momento vuelvo a cerrar mis ojos pero cuando los vuelvo abrir, ya no lo hago sobre su pecho ni estoy entre sus brazos. Su lado está frío y es cuando se lo próximo que se viene. El sol no se ha asomado por completo, las cortinas están cerradas aún.

JungKook entra a la habitación. Deja la puerta abierta para dejar que la luz del pasillo se filtre dentro en vez de encender la luz. Tengo la sensación de que al principio ha pensado que podría seguir dormida. 

Está vestido de pies a cabeza con una sofisticación refinada, más de lo que alguna vez le he visto y no puedo evitar mirar a través de la habitación a su peligrosa belleza. Su alta forma se mueve a través del camino de luz en la puerta y entonces se queda bañado en las sombras cuando se acerca a la cama donde estoy tumbada. 

—¿Te irás?

—Sí —dice y se sienta junto a mí, su espalda recta, sus manos descansando a lo largo de la parte posterior de sus piernas. 

—¿Vas a volver?

Le toma un momento responder. Mantiene sus ojos clavados en la ventana delante. 

—Es mejor que no lo hiciera —dice. 

Mi corazón se acelera. Trago saliva. 

—Cuando Jung esté muerto, o bien Mejiwoo te llevará a donde tengas que ir, o enviaré a Hoseok por ti.

La parte posterior de mi garganta está empezando a arder, la punta de mi nariz, justo entre mis ojos está empezando a picar. 

Fuerzo las lágrimas hacia atrás. 

No quiero que se vaya, y mucho menos que nunca vuelva. Quiero quedarme con él.

—¿Pero y si otros lo saben? —le recuerdo, esperando cambiarle de parecer sin que él sepa la verdadera razón—. ¿Qué hay de Gerald Choi? ¿Qué hay de todos los otros hombres a los que vi? JungKook, ellos pueden saberlo y tal vez Jung no será el último que venga buscándome. —Realmente no me importa si lo hacen. 

Eso no es lo que temo. Temo que JungKook salga por esa puerta y nunca más vuelva a verlo.

Finalmente, me las arreglo para sentarme, el enfado retorciendo mis rasgos al principio, hasta que me doy cuenta y dejo que se suavicen. 

Cruzo mis pies al estilo indio en la cama y estiro la mano para coger su muñeca, agarrando la manga de su chaqueta. Mitad esperaba que se retraiga, pero no lo hace. 

Descansa su mano sobre mis tobillos cruzados y solo ese toque, ese gesto, causa que mi garganta se cierre con emoción. Miro abajo a su mano, mis dedos temblando nerviosamente contra el puño de su camisa. 

No ha apartado la mano…, sigo pensando.

Lágrimas se asoman en mis párpados, pero las aspiro rápidamente.

—Debo hacerlo —dice mirándome a los ojos mientras se revuelve entre el conflicto y la indecisión. 

Tengo la sensación de que no quiere dejarme aquí. Lo siento… lo sé…

Lentamente se levanta de la cama. Me siento ahí, congelada en un abismo de auto derrota, ira y miedo. ¡Miedo! ¿Cómo puede acusarme de no temer a nada? Quiero gritarle, decirle lo equivocado que está mientras se pone sus bolsos en el hombro y toma el maletín de las armas en una mano. 

D A I M O N    | JJK LIBRO #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora