El manto de la noche está sobre nosotros, el dolor en mi ojo es persistente y mi mandíbula se está hinchando. Hemos estado conduciendo durante dos horas.
-Tengo hambre -le digo.
Unos segundos pasan antes de que responda.
-No tengo nada que comer en este auto.
-¿Bueno, no podemos pararnos en algún lado?
-No.
Si pudiera al menos hacer que deje de responder a mis preguntas de esa manera, casi estaría satisfecha.
-Si estás preocupado acerca de mí tratando de huir -le digo, volviéndome hacia los lados para verlo mejor-, entonces ve a un autoservicio. No he comido nada desde la mañana. Por favor....
-No hay un autoservicio por aquí.
-¿Dónde es aquí , de todos modos? -De repente, mi hambre queda al margen.
Vi una señal de tráfico varios minutos atrás, pero no reconocí el nombre.
-Ahora estamos a cinco millas al sur de Wonjun.
Suspiro, frustrada conmigo misma por no tener ni idea de dónde está eso, tampoco.
-¿Es ahí donde vamos? -pregunto-. ¿Es donde harás el intercambio?
-Sí.
Silencio.
Me echo a llorar.
Las lágrimas vienen de la nada, quemando detrás de mis ojos y atrás de mi nariz.
Estoy llorando por ser entregada al maldito que me arruinó la vida.
Estoy llorando por que su gesto se mantiene impasible hacia mi. Como un paquete que debe ser entregado y solo quiere terminar para seguir con su oscura vida. Sus respuestas de una palabra es suficiente para hacerme, en sentido figurado, querer dispararme a mí misma.Sollozo en las palmas de mis manos, dejando que el miedo y la frustración por él saliera, junto con todo lo demás enterrado en el interior: el temor de ser devuelta de nuevo, preocupación por mis tíos, el simple hecho de que estoy en una situación nada fácil de resolver, el hambre en el estómago, la sequedad de la garganta, no haber tenido un baño en dos días, el hecho de que puedo morir en cualquier momento. La única cosa buena que puedo contar es que estoy, de hecho, aún viva.
Siento el automóvil virar a la derecha mientras que él se mete a otra carretera.
Lo miro, sorbiendo el resto de mis lágrimas. Estiro mi mano y me limpio las mejillas con las palmas. Él nunca dice nada, él no trata de consolarme o hacer preguntas. A él no parece importarle. Nunca esperé que lo hiciera.
Otros treinta minutos más o menos y estamos yendo a la parte delantera de una vieja tienda de conveniencia de carretera. Sólo un camión blanco con óxido a lo largo de las puertas está estacionado frente a nosotros.
-Si quieres comida -dice JungKook, apagando el motor-, entra y come.
Estoy por completo sorprendida de que hemos parado, y mucho más, para darme de comer. Camina a mi lado del automóvil y abre la puerta, probablemente sólo para asegurarse de quedarse a mi lado en todo momento.
Él está allí, esperando pacientemente a que yo salga. Por fin, lo hago, justo después de resbalar mis pies en mis converses sobre el piso.Este lugar no puede ser llamado un restaurante de carretera; creo que necesitaría un par de mesas más para eso, pero hay un lugar para sentarse y comer en un rincón oscuro cerca de una simple puerta negra. Consigo un sándwich de pollo que seguramente debió ser calentado en un microondas sacado del congelador; JungKook, un capuchino.
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D A I M O N | JJK LIBRO #1 ✅
FanfictionÉl desafió su cordura. Ella destrozó su realidad. En el oscuro vientre de la Organización, una guerra comienza a gestarse. Un pasado enterrado sale a la luz y toma represalias. En busca de un nuevo comienzo, creyó encontrar su salvación...