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Pueblo de Sans Soley 

Hotel Gregory Park. 

01:45 

Tambaleando llego al hotel sola,mi despreciable esposo me despachó cuando notó mi estado de ebriedad luego de esos martinis.
A esta altura no sé si necesito beber para tolerar esas reuniones o a él. 
Subo por las escaleras hasta el segundo piso dificultosamente.
Tratando de encontrar la tarjeta,me detengo frente a mi puerta en el oscurecido pasillo, hurgando a través de mi bolso lleno. 

Cuando finalmente sostengo entre mis dedos el delgado plástico de la tarjeta, cae al suelo.Soplo para despejar de mi rostro un mechón de mi cabello debido a la  frustración.
Suspiro. —Mierda.Estoy envejeciendo para emborracharme así.

Pero ni siquiera tuve que agacharme.
Porque alguien más levantó la tarjeta por mí. Desde atrás.

Mi corazón latía más rápidamente, aun así, me quedé quieta, sintiendo el calor de otro cuerpo presionado contra el mío. 

El aire pulsaba con la vitalidad de una fantasía no permitida que estaba a punto de ser cumplida.

Miedo y lujuria llenaron mis venas con adrenalina . Los sentimientos superpuestos me marearon, emocionada y excitada.

No podría resistirme a él en mi estado actual. Podría meterme su erección hasta la garganta si así lo deseaba.
Tragué al observar su mano abrir mi puerta desde atrás. Sus calientes labios susurraron en mi oído:

—Entra y desnúdate. 

Era una orden.

La puerta se abrió con un pequeño empujón de su mano. Entré sin resistencia.
Alcohol y un pedazo de hombre de veintitres años harían feliz a cualquier mujer. Pero él lo era aún más, me volvió loca, largas noches me venía duro en mis dedos al pensar solo en él.

Me quité mi vestido y lo lancé al suelo. Dándome la vuelta, lo miré por primera vez, sonriendo bajo mis pestañas. 
Pero no regresó la juguetona sonrisa. De hecho, sus cejas estaban juntas y su mandíbula tan tensa. 

Caminé en su dirección, mis ojos saliendo de sus cuencas ante la emoción. Llevaba unos vaqueros oscuros y una camisa negra. Su cabello negro espectacularmente desordenado llegaban hasta sus cejas.

—Quítate las bragas—sus ojos se oscurecen aún más.

Obedezco.

Me bajo las bragas lentamente por los muslos y las pantorrillas. Primero un pie, luego el otro. Me quito también los zapatos. No traigo sostén.

Estoy desnuda.

Lo miro a la cara y consigo hablar.

—Te deseo tanto— mojo mis labios. 

Aprieta la mandíbula y se acerca muy lentamente. 

—No. ¡Espera! ¿Por qué ahora? Aquella noche,te di entender lo que quería y ... me rechazaste.

Su mirada dice algo que no logro decifrar.
Sigue andando hasta estar pegado a mi pecho. Me echa el aliento delicioso a la cara.

—Vamos a ver qué podemos hacer para remediarlo.

No me da tiempo a responder. Me empuja hacia la cama hasta que mis muslos chocan con el borde y no puedo ir más allá. Estoy desesperada por sentirlo. 

Levanto el brazo y enrosco los dedos en su pelo con caricias circulares. 

—Quítame las manos de encima—exige.

Me sorprende la severidad de su orden, y me llevo los brazos a la espalda en el acto. 

Aprieta uno de mis pezones con fuerza y grito del dolor pero siento una punzada de placer en mi entrepierna.

D A I M O N    | JJK LIBRO #1 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora