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-Estuve pensando en ella todo el fin de semana y me siento culpable por eso. Creo que lleve mi mente muy lejos. Tal vez es porque me siento más solo que de costumbre o la fiesta fue lo que me provocó ese sentimiento pero es espantoso y no quiero sentirlo más. Quiero olvidarla y no volver a verla. Estoy abrumado con sus ojos que cada vez que me distraigo los siento verme, pensé su rostro mucho estos días y ya no lo aguanto.

-Tranquilo, Mateo. -Me detuvo mientras miraba a través de sus lentes puestos y piernas cruzadas como habitualmente. Rebecca no sobrepasaba los 45 años y era a una de las pocas personas que le podía confiar al cien por ciento mis sentimientos. Claro, era mi terapeuta. -Sabes que esto puede llegar en cualquier momento y no podemos frenarlo o evitarlo.

-Pero yo...

-Tranquilo. -Volvió a interrumpirme. -Verla a Maggie como un recuerdo es totalmente normal y es inevitable, sabes muy bien que pasaste por un proceso traumático que ahora estamos superando con paciencia y práctica. No debes dejarte abrumar por su imagen, debes aceptarla y dejarla pasar, como siempre lo hablamos.

-Pero fue tan... intenso. -Me balanceaba de adelante hacia atrás para calmarme, las palmas de las manos me sudaban e intentaba secarlas en mis pantalones.

-Cuéntame. Tal vez hubo algún acontecimiento, una actitud de alguien, un comentario, una incineración a ella o, ¿tal vez una imagen? que te haya llevado a esto. -Hablaba pacíficamente, gesticulando con sus manos. -No tiene que ser algo en concreto. Busquemos qué es lo que te llevo a tener esos recuerdos. Trabajémoslos para que no vuelva a pasar y si pasa, que sepas cómo amoldarlo a ti. Dime, ¿me has contado que asististe a una fiesta? Nárrame la noche e iremos descubriendo, según lo que cuentes, que podemos encontrar. ¿Qué recuerdas?

-Recuerdo entrar con Jeffrey y ver mucha gente, eso me puso bastante nervioso pero sé manejarlo. Saludé a la que cumplía años y estuvimos hablando un rato hasta que se perdió entra la gente, al igual que mi gerente. -Me toqué la nariz nervioso intentando pensar. -Recuerdo que un grupo de chicas me observo y decidí irme adentro.

-¿Por qué?

-No lo sé. No quería hablar con ellas.

-Piensa en ello. ¿Por qué no querrías hablar con un grupo de chicas? Piensa en tus sentimientos a profundidad.

Suspiré mientras volvía a imaginarme a mi allí parado, todas esas cabelleras rubias y largas con ojos elegantes viéndome a lo lejos, eran muy bonitas. Y me hubiera gustado hablar con una de ellas, si, me hubiera gustado. Pero no sabría qué decir, no sabría qué hacer, ni cómo moverme. No sabía que me iban a preguntar o qué iban a insinuar, ¿y si no lo entendía? ¿y si no era tan interesante como lo era hace años?

-Creo que tenía miedo.

-¿De ellas?

-Bien, sígueme contando. -Se acomodó en el sillón en el que estaba para seguir oyéndome.

No Volveré a Caer |MetGala 2| - TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora