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Luego de pelearme una eternidad con Mitch, que llegó a mi casa pretendiendo que lo acompañara a buscar su guitarra y veamos algún amplificador porque el que teníamos en el estudio estaba bastante arruinado, accedí. No porque quisiera, sino porque salió solo y ofendido de mi casa dando un portazo, y Mitch no daba portazos. Así que junté toda mi vergüenza por lo que imaginé anoche, sabiendo que iba a verla y lo seguí. En el camino estuvo callado, como siempre. Fui yo el que hablé pidiendo disculpas por mi tonto actuar, sabía que me había perdonado porque empezó a hablar otra vez de esa guitarra.

Al llegar, quise quedarme afuera. El problema es que afuera estaba ella fumando. Hablando con el mismo niño que ayer le afinó la guitarra. Ni nos vio entrar, estaba concentrada en el pequeño que movía los dedos como tocando el piano. Así que entré. No iba a quedarme con ella a solas bajo ningún concepto.

Adentro había un chico flaco de cabello rosa, aros y ropa negra como empleado, no recordaba haberlo visto ayer. O estaba muy concentrado en la chica. Esperamos unos segundos para ser atendidos, había un par de personas antes que nosotros. No me saqué los lentes de sol porque tenía miedo de ser reconocido. Una chica que aparentaba quince años me estaba ojeando, y le hablo a la otra mujer en la oreja.

-¿Tienes un cigarro?

-Tienes asma. -Me recordó.

-¿Tienes o no?

De mala gana, me entrego el paquete junto a un encendedor y salí despedido por la puerta. Quitándome a toda la gente de encima. La calle estaba más tranquila que el lugar, no había casi nadie. Prefería verla a hacer un escándalo. En realidad, tal vez era una excusa para hablarle un poco a pesar de todo. Ni siquiera sabía su nombre.

No me gusta tu camiseta hoy. -Habló mientras yo prendía el cigarrillo. Tenía puesta una simple, blanca. Y arriba una camisa de mangas cortas con flores.

-A mi me gusta la tuya. -Señale con el cigarro, en la primera pitada intenté no toser para no parecer un idiota. Hoy traía simplemente una amarilla, que tenía una pequeña frase sobre la felicidad y unos jeans holgados, pero apretados en la cintura. Fumó lo que quedaba de su cigarro e inmediatamente sacó otro, prendiéndolo con mucha habilidad. Por favor, si yo fumaba otro creía que iba a morir. Una imagen de anoche se cruzó por mi cabeza y tuve que sacudirla y dejar de verla para olvidarlo.

-¿Cuál es tu nombre?

-Soy... Mateo.

-Soy Jenis, pero puedes decirme solo Jen. Jenis es nombre de anciana.

-Como Jenis Joplin.

-¡Exacto! Eso es lo único que me gusta de mi nombre.

-Me gusta. -Dije sincero. Una mujer pasó caminando y me miró de reojo, le di la espalda por seguridad.

-¿Viniste por la guitarra?

-Si, mi amigo.

-Creí que era para ambos. ¿Tu no tocas instrumentos? -El sol le pegó en los ojos cuando giró la cabeza para observarme, entrecerrándonos y volviéndolos más claros.

-Oh, si. Piano, preferencialmente. Pero también guitarra.

-Solía tocar piano en una banda de Jazz. Hace como... 2 años, creo. Cuando tenia unos veintitrés y tenía mucho tiempo libre. Tocábamos en bares y hasta una vez me pidieron una foto fuera de él.

-Oh, así que estoy hablando con una celebridad. -Me sonrió. -¿Por qué ya no?

-La vide me obligó a conseguir un trabajo real.

-Ser músico es un trabajo real.

-Claro. Si eres parte de Los Beatles y vendes millones de discos. Todos los otros somos simples mortales pero, ¡oye! una vez conocí a Cher. Más bien, la vi en una tienda. Se veía bastante real. ¿Y tu amigo? ¿Que tal le va en su banda? Quiero creer que extremadamente bien como para comprarse una Getch.

No Volveré a Caer |MetGala 2| - TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora