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Dicho y hecho. Jeff organizó todo en tan solo dos días y a la madrugada siguiente tenía un e-mail de mi nueva asistente confirmando mi asistencia al vuelo en primera clase hacia Jamaica mañana a la una de la tarde, en ese mismo, redacto que un chofer pasaría por mi dos horas antes. Se sentía extraño.

Me dio un poco de pánico volver a ver a toda esa gente otra vez, me avergonzaba pensar que luego de toda mis crisis no hablamos más, no porque de ninguna de las partes quisiéramos, simplemente yo no estaba en condiciones de tener amigos en esa época. No pensé mucho en eso, podría hacer que me tire atrás en la decisión tomada. Ya estaba todo arreglado, no había vuelta atrás.

Empaqué cosas principales como ropa, productos para el aseo, mi guitarra y mis tres cuadernos llenos de notas, canciones, ideas, melodías. Esos cuadernos eran oro puro aunque me exponían bastante, todos mis sentimientos y pensares estaban ahí adentro.

A la noche ya estaba totalmente mentalizado para el viaje de mañana, incluso emocionado y con ganas de ir. Se lo comenté a mi Padre y, literalmente, gritó en el teléfono. Nos reímos de ello durante largos minutos.

Todo se derrumbó cuando vi la llamada de Nicole entrando en mi celular. Eran las diez de la noche.

-No adivinas dónde estoy y con quién. -Dijo luego de saludarme. Su voz me estrujó el corazón. -Estamos en Argentina con Poly.

-Oh, ¿cuándo has llegado?

-En realidad recién acabamos de bajar y... esto es un poco vergonzoso pero, ¿podrías buscarnos? Es que tuvimos varios inconvenientes...

-Seguro. -Sin ninguna duda, ni siquiera necesitaba oír la explicación. Ella me necesitaba y todo lo que debía hacer era llamarme para que yo esté allí, en cualquier momento. -Estaré en el aeropuerto en diez minutos.

No podía dejarla en el medio de un lugar lleno de gente que podría acosarla. Me aterró la idea de que estuviera allí sola, sin su gerente, asistente, guardaespaldas. Corrí a mi auto y salí en busca de ella, mientras manejaba sudé de los nervios por volver a verla, en mi mente eso no iba a pasar nunca más y de un momento para otro tenía que ir a rescatarla, decirle que no; era imposible.
Cuando estuve en la puerta la llamé para que supiera en qué sector me encontraba. Subió al auto encapuchada, con lentes y gorra, Poly subió atrás junto a su equipaje. Luego se quitó todo y me sonrió. Tenía los labios rojos fuego. Ya me encontraba comiendo de la palma de su mano.

-No tengo maneras de agradecer todo lo que haces por mi. -Me agarró la cara dejando un ruidoso beso en mi mejilla, luego limpió el lápiz labial con sus dedos. Literalmente, estaba a sus pies en ese momento.

-No tienes por qué agradecerme. -Tome su mano, estaba fría. -¿Dónde necesitas ir?

-Cualquier hotel que permitan perros está bien.

No Volveré a Caer |MetGala 2| - TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora