capítulo 1: Bienvenida al Kakasuno.

4.7K 206 21
                                    

Allí estaba yo, toda cochina marrana parada en frente de las puertas de mi nuevo instituto japonés, ya llegaba dos horas tarde así que no tenía prisa por entrar a estas alturas. Esa mañana me había pasado de todo y aquí estoy para contarlo, pero antes que nada os preguntaréis que ¿quién cojones soy? Pues bien, me llamo Alexandra Caro, como la canción de Bad Bunny, alto rey ese pive. Soy española, hiperactiva, otaku con TDA, bisexual y algo imbécil. Y también os preguntaréis que qué hago en Japón si soy española, pues bien, ni me he mudado por temas de trabajo de mis padres, ni ellos son mitad japoneses, ni siquiera soy una villana de la mafia fugitiva que huyó de la cárcel tras ser juzgada por tráfico de personas. Soy una chica a la que le dan muchos impulsos locos de la nada y hace un poco lo que le da la gana, así que les robé el dinero a mis padres y cogí un vuelo hasta aquí, así de simple. En realidad sólo quería viajar, no me importaba el país, pero como el único idioma que me digné a aprender en mi vida es el japonés, por los animes, pues decidí venir aquí. Tampoco pensaba vivir fuera por mucho tiempo, pero luego pensé que en cuanto volviese mi familia me iba a decapitar así que me quedaré una temporada por aquí y para eso necesitaré un trabajo, ya me ocuparé después.

El caso es que tengo la mayoría de edad ya que repetí curso en España, tampoco lo terminé así que me fui a matricularme en este instituto. El director es un pelmazo, no me quería ayudar porque decía que aceptar una alumna extranjera sin expediente así de la nada iba contra las normas, así que me fui a casa y al día siguiente volví para amenazarlo. Había encontrado unas fotos bastante comprometedoras de él y su calva en la Deep Web y le dije que si no me matriculaba, las subiría en toda red social habida y por haber. Aceptó sin rechistes. La verdad es que podría haber probado en otro instituto y no tomarme tanto tiempo, pero este llamado Karasuno me daba buenas vibras, además que podría hacer juegos de palabras graciosos como Kakasuno.

Habiendo explicado quien soy y por qué estoy aquí, volvamos a mi mañana de mierda. No soy una chica con muy buena suerte, eso lo sé, pero a veces el universo se pasa. Me desperté tarde, siempre lo hago, estoy acostumbrada, me duché y bajé a desayunar. Lo que no me di cuenta fue que no estoy en mi casa, sino en una posada que la dirigía una mujer mayor y su nieto como de unos quince años, este último me avisó anoche que no bebiese el agua del grifo ya que tenía mucha cal, que esa misma tarde lo arreglarían y yo me había duchado con ese agua. Tenía el pelo como esparto y mi piel picaba y estaba muy rugosa. No le di mucha importancia e igual bajé ya con mi uniforme a ver que habían hecho de desayuno. No había nada. Decían que con lo del agua tampoco podían cocinar a gusto, así que me dieron un trozo de pan de leche y me lo zampé. No me quejé, porque por el dinero que les estaba pagando no podía pedir mucho más. Volví arriba y me empurré el medio café que dejé por un día en el escritorio y cogiendo la mochila salí pitando. A mitad de camino me dio por mirar abajo ya que estaba orgullosa de lo bien que me había puesto mi uniforme y ahí estaba. Una mancha de café más grande que mi puto cerebro, lo cual no es difícil, pero era bastante grande. Obviamente no iba ir así, así que volví a casa y pedí a la mujer que si no tenía una camisa blanca de sobra. Me dio una de su hijo que me quedaba como cuatro tallas más grande, pero al menos estaba limpia. Me la intenté meter por dentro pero quedaba arrugada como un muñeco michelín así que la dejé por fuera. Y corrí como nunca. Sin la mochila. Digamos que cuando volví a por ella y que todo estaba más o menos yendo bien por una vez, aunque al ir corriendo pisase charcos de barro y me llenase todos los calcetines, ese momento estaba siendo bueno. Hasta que mi vista se nubló y de un momento para otro estaba empapada. El hombre que tiró el cubo de agua sucia desde el portal de su pequeña tiendecilla al ver a la chica parada apretando los puños se metió hacia dentro cerrando la puerta. Le grité unas cuantas cosas en español desde fuera y seguí mi camino a paso lento, ya estaba harta, agarré mi corbata y la deshice jalándola fuerte. Bajé los calcetines que me estaban cortando la circulación y amarré mi cabello hecho mierda en una coleta. Al mismo tiempo abría mi mochila y maldecía ya que los cuatro papeles que llevaba importantes estaban húmedos y algo sucios, pero eso no era lo peor, mis cigarrillos... mis cigarrillos estaban mojados. Igual saqué el que estaba en mejor estado y poniéndolo en mi boca lo encendí.

Y allí estaba, ya seca pero con el mismo cabreo y mala pinta, parada a las puertas del Kakasuno. Me terminaba los últimos milímetros del cigarro mientras los que parecían ser conserjes me miraban con cara confusa. Me adentré en el campus, era bastante grande.

- Puta madre que me parió.- solté a mitad de camino, parándome y abriendo los ojos mirando al suelo. Empecé a abrir mi mochila con rapidez. El director sólo había puesto una pega con mi matrícula y era que tenía que tendría que aplicar para al menos un club. Yo no tenía ni idea a qué apuntarme, además nada se me daba bien a parte de respirar así que escribí un montón de solicitudes y en el que me aceptasen primero allí iría. Los tendría que entregar hoy a primera hora ¿Pero adivinad qué? Ese plazo ya había terminado hace una hora. Además tampoco los había firmado ya que mi yo del pasado creía que tendría tiempo suficiente en la mañana como para hacerlo. Lmao.

Allí estaba yo, otra vez, en medio del camino intentando mantener el equilibrio con una pierna, ya que la otra me estaba sirviendo de mesa para firmar aquellos malditos papeles. Corrí como una bala hasta la sala de profesores, abría la puerta de una patada y apoyándome en el marco de ésta descansaba mientras extendía los papeles con mi mano hacia dentro. Un hombre con pelo negro, bajito, delgado y con gafas se acercaba a mí algo extrañado y asustado.

- H... Hola, ¿estas son las solicitudes para clubs?- dijo mientras las cogía, yo asentí sin poder recuperar todavía el aliento. No había muchas personas en esa sala, ya que supongo que casi todos estarían dando clase. Él quiso preguntar algo más pero calló al ver el estado de la chica.- Muy bien, ya te avisarán.

Hice una reverencia de 90 grados bastante violenta y me giré para irme. Una de las cosas que me gustaban de los institutos japoneses eran esas ventanas hacia los pasillos que tenían las clases, tipo podías ver quien atendía, quien leía hentai o quien se sacaba los mocos bastante bien. Por fin di con mi clase, 3º B, parecían que daban matemáticas por la cara amargada de los alumnos. Mi vista se fijó en un chico que estaba al lado de la ventana interior, se estaba durmiendo un poco ya que estaba en última fila. Tenía el pelo largo recogido en un moño y algo de barba, parecía Jesús Cristo. Amén, pero otra vez esos pensamientos intrusivos se adueñaron de mi mente y acabaron en otro impulso loco. Me agaché y me escondí debajo de su ventana, alcé mi mano y di unos golpecitos en el cristal. Este se sobresaltó un poco y empezó a mirar la ventana con cara adormecida todavía. Sonreí maliciosamente y pensé que este era mi momento. Salté hacia arriba pegando mi cara al cristal y haciendo una mueca aterradora, que no me hacía falta ya que mi apariencia esa mañana ya lo era.

- ¡AHHHHHHHHHH!- el rostro del chico se volvió morado y del susto cayó al suelo de espalda. Yo empecé a reír a carcajada limpia.

El profesor salió echando humos y apuntándome empezó a gritar cosas, que no podía entender por mi risa.

- ¡¿Qué haces que no estás en clase?!- ya paré de reír y el hombre regordete me miraba con los brazos en jarra.

- Estaba buscando esta clase.- miré de reojo a los que iban a ser mis nuevos compañeros que me miraban con caras divertidas y de confusión.- Soy la nueva.- Levanté mi mano como saludo y guiñé un ojo sacando la lengua.

FRIENDS (Haikyuu x OC) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora