capítulo 9: Estoy enamorada.

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- Y entonces me dijo que me parecía demasiado a mi abuelo, ¡cómo si eso fuera un insulto! No le grité por respeto. Luego me retó a otra batalla, no le pude negar, tenemos que ganarles cueste lo que cueste.

Ukai no paraba de hablar enfadado sentado en el mostrador fumando y bebiendo. Al parecer el entrenador del Nekoma y su familia eran archienemigos, pero dejé de escucharle hace un rato, mi mente estaba en otra cosa. Ya era tarde, el sol caía y el cielo tenía esos tonos anaranjados y rosados tan preciosos como siempre. Yo tarareaba melodías sin sentido mientras limpiaba, de vez en cuando suspiraba con una sonrisa tonta.

- También me dijo que nos parecíamos mucho, también lo dijo con tono insultante. ¡Ah! Y cuando te discriminó por ser extranjera, casi le tiro otro balonazo.

Yo seguía tarareando y bailando un poquito sin echarle cuenta.

- ¡Alex!- me asustó, sacándome de mi mundo.- No me estás escuchando, ¿verdad?- me miró algo cansado y levantando una ceja.

Negué con mi cabeza sin dejar de sonreír.

- ¿Qué te pasa? No me has gritado en todo el día. Ni una sola vez, ¿estás enferma? Ayer te dio un golpe de calor.

- Estoy perfectamente.- me acerqué a él y le di un toquecito en la nariz con mi dedo, sonreí y solté un risita. En ese momento se levantó asustado y me señaló con el dedo.

- ¡Quién eres y qué has hecho con Alex!

- No es nada, es sólo que estoy enamorada.

- ¿Eh?

- Te digo, que estoy enamorada.

- Y yo te digo y te he dicho muchas veces que lo nuestro no puede ser.- decía mientras se sentaba otra vez.

- Eres un egocéntrico, no hablo de ti.

- ¿Entonces de quién? ¿La hermana de Tanaka? Te enamoras una media de cuatro veces al día.

- No, no. Lo que siento por ti, Saeko o Kiyoko es atracción sexual. Esto es muy diferente, siento las maripositas en mi estómago y no puedo parar de sonreír y de pensar en él.- volví a sonreír como una tonta apoyándome en la escoba.

- ¿Él? ¿Quién es él?- se puso modo padre protector.

- Si te lo digo te vas a enfadar.

- Aunque fuese de la Yakuza no me enfadaría.

- ¿Seguro?

- Que sí.

- Es del Nekoma.
- ¡¿Qué?!- se volvió a levantar otra vez.

- ¡Me dijiste que no te ibas a enfadar!

- ¡¿Llevo hablándote toda la tarde sobre que el Nekoma son nuestros enemigos y tú estabas pensando en uno de ellos?!

- ¡¿Y qué hago?! ¡Ponerme una venda en los ojos para no ver a nadie más que a la gente del Karasuno?!

- ¡Pues sí!

- ¡Eres insufrible!

- ¡¿Quién es él?!

Me quedé mirando al suelo haciendo un puchero.

- ¡¿No me digas que es el entrenador?!

- ¡¿Eres idiota?! ¡¿Cómo me va a gustar ese viejo?!

- ¡Contigo nunca se sabe!

- Es el capitán.

- ¡¿El capitán?! ¡¿Ese que tiene cara de utilizarte una noche y romperte el corazón al otro día?! ¡No!

- ¡Ahg! ¡Paso de ti!- solté la escoba y salí de la tienda.

- ¡¿Adónde vas, si vives aquí?!

- ¡Voy a ver lo que queda de la puesta de sol, burro!

Me agaché de cuclillas para ver como el sol se terminaba de fundir con el horizonte. Esa misma mañana había mudado mis cosas a la casa de Ukai, su abuela parecía la más feliz de los tres. Me dio pena dejar a la abuelita de la posada, se había portado muy bien conmigo, pero me dijo que no le molestaba que la visitara de vez en cuando. Le prometí que iría alguna que otra vez a ayudarla con las cosas que hiciera falta, me recordaba a mi abuela. Aunque aquí era muy feliz, echaba de menos a mi familia. Me sentía culpable todos los días, seguro que ellos estaban preocupados por mí. Me levanté, ya empezaba a refrescar. Me metía en la tiendecilla y cerré las puertas con llave, dándole la vuelta al cartel de abierto. Me giré y allí estaba Ukai con una cajita en las manos.

- Esto es para ti.- habló tímido.

- ¿Qué es eso?

- El otro día me dijiste que no tenían un móvil operativo, así que te he pillado uno.
- Ukai... No tenías por qué, ya estaba ahorrando para eso.

- Lo sé, pero te dije que yo pagaría por tus gastos y no puedes estar por ahí sin móvil. Además he pagado una tarifa internacional...- no más dijo eso salté a abrazarlo y él me devolvió el abrazo sin quejarse. Su cuello olía a tabaco y a limón.
Nos separamos después de un rato.

- Puedo...

- Sí, estaré dentro.- me revolvió el pelo y se fue adentro de la casa.

Poco tardé en abrir la caja y cuando lo desbloqueé, tecleé el número de mi madre. Lo acerqué a mi oreja. Se escuchaba como comunicaba, pero terminó la llamada y nadie lo cogió. Lo intenté de nuevo y nada. No lo entendía, a esa hora en España debía ser la hora de almorzar, mis padres no trabajan los sábados y siempre tenían el móvil encima. Volví a llamar. Nada. Llamé una cuarta vez, ya cansada y sí que la cogieron.

- ¿Mamá? Soy yo, soy Alexandra.- no se escuchaba nada, sólo unos susurros.- ¿Mamá?

Colgaron. Llamé de nuevo pero ya no lo cogieron. Quizás con los nervios habría puesto el número mal o no podrían contestarme. Lo intentaría mañana.
Entré a la casa y un Ukai recién duchado estaba viendo la televisión tirado en el suelo a lo japonés.

- ¿Cómo te ha ido?- dijo sin mirarme, rascándose una nalga.

- Bien, se alegran de escucharme.- mentí.- Es la primera vez que te veo el pelo suelto, te queda bien.- cambié de tema pero la verdad es que esa mullet y esos pelos largos destartalados le quedaba sumamente bien. Gruñó.

- Anda ve a bañarte, te dejé la bañera llena.- sonreí.

El agua estaba en una temperatura perfecta, no me gustaba mucho bañarme, prefería una ducha rápida y ya, pero ya que se había tomado la molestia, no lo iba a rechazar. Me sentía rara, mis padres solían ignorarme bastante pero nunca había estado tanto tiempo fuera de casa. Ellos trabajaban mucho y mi abuela materna, que vivía con nosotros fue la que me crio, siempre me decía que yo era su persona favorita porque hacía todo lo que a ella le hubiera gustado hacer si no se hubiera casado tan joven. Que era su espíritu animal, reí para mí. No podía llamarla a ella porque a su edad no quiso nunca un móvil y como vivía con gente decía que no le hacía falta. Sólo con escuchar su voz me hubiera bastado para no ser un mar de sentimientos encontrados ahora mismo.

Metí mi cabeza en el agua y entonces pensé en el capitán del Nekoma y en las últimas palabras que me dirigió. "Nos vemos". ¿Cuándo nos veríamos de nuevo?

FRIENDS (Haikyuu x OC) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora