capítulo 8: Os odio a todos.

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- No lo va a conseguir.- Tsukkishima tragaba sus bolitas de arroz.

- Se le ve muy tenso.- Kageyama hablaba con la boca llena.

- No está tenso, es literal una estatua de mármol.- dije robándole una bolita de arroz a Tsukki, quien me miró mal pero no dijo nada.

- No entiendo, con lo espontáneo que es y las veces que se ha acercado a ella, ahora se pone así.- Suga bebía su zumito de naranja.

- Dios, Noya sácalo de ahí, abortamos la misión.- asintió y se acercó en donde se encontraba Tanaka que hablaba con Kiyoko.

Cuando volvieron a nuestra mesa, el calvo se sentó y dejó caer su cabeza, dándose en la frente con la madera.

- ¿Qué ha pasado?

- Le he pedido una cita.

- ¿Y qué te ha dicho?

- Que no.

- ¿Y ya está? ¿No te ha dado ninguna explicación?- bajé mi cabeza para escucharlo mejor, ya que hablaba como en un susurro fantasmal.

- Me ha dicho que está muy ocupada con el trabajo.- sonreí y le pegué en la nuca, haciéndole que se quejara y que levantase la cabeza por fin.

- ¡Eso es una buena noticia! ¡No te ha rechazado porque no le gustes, sino porque no tiene tiempo!

- ¿Estás segura?

- Claro, cuando hablé con ella la última vez, me dijo que estaba muy estresada y no tenía tiempo ni para respirar.

- Es verdad, se fue del club para trabajar con su padre, quizás para verano esté más relajada. Lo podrías intentar.- Suga me dio la razón.

- ¡Está bien!- Tanaka volvió a sonreír. Tenía una fuerza de voluntad increíble, nunca perdía la esperanza. Me extendió el puño y yo lo choqué.

- Ahora sólo queda el tímido de Daichi.- dijo Asahi.

- Dejaros de amoríos por hoy, que tenéis un partido que ganar, sapos de tierra.- dije al final y todos asintieron.- Además tengo una sorpresa…

Sí, hoy era el día, ya era viernes y gracias a la fiesta, no estaban nada nerviosos. Pero yo sí, Ukai me iba a obligar a hacer algo y lo iba a odiar para toda mi vida. Según Takeda el plan de ir a Nekoma no había sido posible, ya que le dijeron que sus pistas iban a ser pintadas y arregladas, así que se moverían ellos a nuestro campo. Un plus para los chicos, que jugarían en casa, pero a mí me tocaba limpiar toda la cancha porque según Ukai, nuestro enemigo no podía ver lo mamarrachos y marranos que éramos. Cuanto lo odio. Saldría antes de clase sólo para hacer de limpiadora. ¿Qué era yo? ¿Manager o esclava? En fin, a llorar a la llorería.

Llevaba mi chándal negro del Karasuno pero me tuve que quitar la chaqueta y quedarme con una camiseta blanca porque sudaba cual pollo asado. Los chicos ya estaban entrenando y quedaba nada para que fuese la hora, estaba aburrida, así que me puse a molestar al calvo. Lo que volvió a acabar en una pelea de insultos.

- ¡¿Te metieron un palo en el culo de pequeño o naciste ya así de molesto?!

- ¡¿Y a ti te bañaban en la alcantarillas para que te saliese ese pelo de estropajo que tienes, fea?!

- ¡A mí mis padres no me abandonaron porque era Caillou!

- ¡Al menos me pagan la ropa que me compro y no tengo que trabajar en la tienda de un viejo drogadicto!

Takeda me dijo que abriese las puertas para que el Nekona no tuviese que llamar. Asentí y me dirigí hacia estas mientras le seguía gritando al calvo.

FRIENDS (Haikyuu x OC) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora