capítulo 11: Sigilosos como gatos.

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Al principio del viaje iba muy bien, bromeando con Tanaka y tal, pero pronto apareció un inconveniente: me estaba cagando. Me hice la dormida mientras sufría internamente y pedía al universo llegar ya. Pero no fue el caso.

- ¡Takeda sensei! ¡Para el coche!- él iba conduciendo y no había muchos coches en la carretera.

Me levanté y agarrándome en los asientos fui hacia delante.

- ¿Qué pasa?- me preguntó Ukai.

- ¡Tú para, joder!- Takeda me miró por un momento y palideció, seguramente tendría la cara morada de aguantar. Paró a un lado del camino. Abrió la puerta e iba a saltar cuando Ukai me agarró, otra vez.

- ¿Qué te pasa?- repitió, se le veía adormilado, seguramente había estado durmiendo todo el camino.

- ¡Suelta! ¡Que me cago!- esta vez sí que salí y me escondí detrás de unos arbustos que había por allí. Me bajé los pantalones y me agaché. Todo salió como una catarata. El ciclo de la vida.

Y entonces caí. No tenía papel. Me levanté un poco y asomé mi cabeza por encima de las ramas. Ukai aprovechó para salir a fumar a la puerta del auto.

- ¡Ukai, necesito papel!- este pidió a Takeda y luego me tiró un paquete de pañuelos. Terminé mis necesidades y estirándome me levanté. Ya era una persona nueva. Le robé la última calada al rubio y subí, seguida de él.

- Eres una cagona.- se rio Noya.

- Sí que lo soy.- no lo iba a negar.

Nos pusimos en marcha de nuevo.
El campo iba desapareciendo y edificios se hacían presentes. Aunque íbamos a las afueras de Tokio, estaba aún más edificado que nuestro pueblo. Paramos en un aparcamiento y fuimos saliendo. Las instalaciones eran bastante grandes.

- ¡Mira! ¡Es la torre de Tokio!- Hinata jaló de mi camiseta y miré a donde apuntaba.

- ¡Hostia! ¡Es verdad!- gritábamos de la emoción y Noya se nos unió.

- Sólo es una torre de transmisión cualquiera.- escuchamos una voz detrás nuestra y nos asustamos. Era ese chico, Kenma.

- ¡Kenma!- Hinata gritó con alegría. Al parecer se llevaban bien. La verdad es que aquel día no presté mucha atención a sus interacciones, sobre todo porque sólo estaba atenta a… Tetsuro.

Giré mi cabeza y el resto del Nekoma llegaba, con el capitán al frente. Tragué saliva. Lo había estado pensando y no me iba a poner así por una persona, iba a tratarla como a cualquier otra y si surgía algo, pues surgía, no iba a gastar mis fuerzas. Aquello que dijo Ukai de que parecía un fuck boy me comía la mente, aunque yo también podría ser una jugadora si me lo proponía.

Antes de que llegaran me fui a ayudar a Ukai y Takeda a bajar las maletas y subirlas a los cuartos. Los chicos se fueron acompañados del otro equipo a los gimnasios. Compartiría cuarto con Ukai y Takeda. Me ofrecieron quedarme con otras chicas que estaban de voluntarias para ayudar pero me negué, ya Ukai se estaba acostumbrando a mis ronquidos, no quería romper su rutina. Me cambié en el baño y me puse algo más fresco ya que empezaba a hacer calor. Unas mayas ceñidas cortas a lo ciclista, es decir por encima de mi rodilla y una camiseta gris que me quedaba gigante, se la había robado a Ukai. Até mi cabello en una cola alta y poniéndome mis zapatillas salí hacia los gimnasios.

Me asomé en uno pero no estaban los chicos y me iba a marchar hasta que mis ojos se toparon con otros grandes y dorados. El chico era muy alto y tenía los pelos hacia arriba en punta, negro con mechas blancas. Sus cejas eran blancas y prominentes, tenía una expresión serena. Nos quedamos un rato mirándonos de lejos sin parpadear. Parecía un búho.

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